Valenciano de nacimiento, y navarro de adopción, soy Aurelio, tengo 59 años, vivo en pareja en un pueblo de la comarca de Pamplona, y mis nietos me llaman Yeyo, ¡Ojo!, no confundir con Yayo, no es lo mismo, leer mis contenidos y lo entenderéis.

Un paseito por Pamplona

Entramos en el parking de la plaza del Castillo, no había sitio en la primera planta, y nos bajamos a la segunda. Allí si había. Aparqué el coche, y salimos por la puerta del pasadizo de la Jacoba. Estábamos en la plaza del Castillo, frente al café Iruña. Conversábamos alegremente, mi mujer y yo. La plaza era un bullicio total, no era como en Sanfermines, pero casi. Las terrazas estaban todas abarrotadas, el día acompañaba, era un sábado de marzo con sol y muy buena temperatura. La gente paseaba, en grupitos, familias con niños, pandillas de amigos, parejas, te encontrabas con todo tipo de gente. La diversidad era la tónica general. Todos deambulábamos como si supiéramos donde íbamos, aunque el objetivo era pasear, sin rumbo fijo.

Nosotros llegamos a la altura de la calle Chapitela, dejamos a nuestra derecha el hotel La Perla, y nos adentramos en la calle. Nuestro ritmo era tranquilo, simplemente paseábamos. Me llamó la atención la joyería Víctor Idoate, una joyería con una fachada preciosa, de estilo vintage, como se dice ahora, pero esta era real, tenía por lo menos, 100 años, y la tienda más o menos es del siglo XIX. Estaba hecha como de mármol blanco, y la parte de arriba, y las dos puertas que tenía, en verde oscuro. El letrero con el nombre de la joyería destacaba por encima de todo, con sus letras antiguas, y en dorado, sobre fondo verde oscuro como el resto de la tienda. Y encima, recogido, un toldo del mismo color. . En medio, un escaparate muy iluminado que mostraba todo lo que vendía la tienda. Tenía justo encima, un piso Principal, como en los edificios antiguos, muy bien decorado con unos toldos, en blanco que cubrían sendas ventanas, y entre ambas, un letrero dorado muy elegante, que ponía ‘Orfebrería’, sobre fondo rojo. El conjunto era precioso. Pero seguimos paseando tranquilamente.

Joyería Victor Idoate

Llegamos a la calle Mercaderes, pero apenas entramos en ella, porque doblamos a nuestra izquierda, por la calle Calceteros, y seguimos nuestro paseo. Me sorprendió la cola que había en la puerta de un comercio, y cuando llegamos a la misma, comprobamos que era una pastelería, ‘Layana’ se llamaba, y era una confitería tradicional de Pamplona, famosa por sus pastas rellenas de mermelada, y por supuesto todo su surtido de dulces y confituras. La cola no hacía otra cosa que demostrar lo solicitada que estaba esa pastelería. Precisamente era esa cola, la que me quitó las ganas de comprar alguna pasta, pues me daba pereza estar un rato allí esperando, y preferimos seguir nuestro paseo. Pero tengo muy claro, que volveré a degustar alguna de esas deliciosas pastas de mermelada. Y seguimos nuestra marcha.

Llegamos a la plaza Consistorial y al girar la cabeza a nuestra derecha, pudimos contemplar, majestuoso, el pequeño pero noble ayuntamiento de Pamplona al fondo. Nos encaminamos hacia él, sorteando alguna terraza que otra con mesas que había en la plaza, a la altura de la calle Calceteros, que acabábamos de dejar atrás. Nos colocamos justo enfrente del consistorio, y nos quedamos embelesados admirándolo. ¡Que bonita fachada! Siempre que paso por allí, me la quedo mirando. Luego me he enterado de que es de estilo rococó, con algunos detalles barrocos, como los hierros de los balcones, muy recargados, y las preciosas estatuas que tiene la fachada, que son la Prudencia, la Justicia, Hércules, y la Fama. Esta fachada por lo menos es del siglo XVIII. Repito, nos quedamos un par de minutos, embelesados admirando el edificio.

Ayuntamiento de Pamplona

Por el empedrado del suelo, nos dimos cuenta de que estábamos justo en medio del recorrido del encierro. Y, ni cortos ni perezosos, como si fuéramos mozos, nos decidimos a seguirlo, en la misma dirección que los toros. Y nos adentramos en la calle Mercaderes. Nos quedamos admirados de ver que, por ese mismo suelo, corrían unos animales de 500 kilos, con unos pitones con puntas como agujas, en los días de San Fermín; y mas admirados todavía de imaginar que varios miles de mozos son capaces de correr junto a ellos en una carrera contra los astados, hasta llegar a la plaza de toros, demostrando un valor y un coraje, dignos de mención. Yo sería incapaz.  Llegamos, por el transcurso de la calle Mercaderes, hasta la curva de Estafeta, famosa en el mundo entero, gracias al encierro. Y nos encaminamos cuesta arriba por la famosa calle. Como toda la mañana, el gentío era espectacular, gente por doquier, íbamos esquivando personal, por todos lados, era un no parar de desfilar personas, arriba y abajo, a derecha y a izquierda. En fin, que íbamos llegando a la zona de bares de la calle Estafeta, y era un buen momento para darle a la manduca.

No sabíamos donde parar, pues había mucho bar, pero yo, guiado por mi instinto, pude comprobar desde fuera, que había un bar con un escudo muy grande en la fachada, con mucho pincho en la barra, donde elegir, y eso me atrajo. Y ahí nos metimos. Era la cervecería La Estafeta. ¡Que variedad de pinchos! Costaba elegir lo que comer. Me pedí uno y una copa de vino, y nos salimos a la calle a sentarnos en un banco que tiene pegado a la pared, que a pesar de la gente que deambulaba por la calle, estaba libre; y allí nos lo comimos. Era una rebanada de pan con una cama de loncha de jamón serrano, encima un pimiento del piquillo, un palillo con un pedazo de chistorra, clavado en el pimiento, y lo coronaba, un huevo frito de codorniz, delicadamente situado en la cima del pincho. Estaba delicioso, me lo calentaron, y me lo comí muy a gusto. No era un pincho extremadamente elaborado, es más, era muy sencillo, pero estaba sabroso, y me sentó maravillosamente bien. Allí estuvimos sentados un rato hasta que nos apeteció continuar el paseo.

Bar La Estafeta

Llegamos a la altura de la Travesía Espoz y Mina, y doblamos a la derecha para seguir recorriendo bares y terrazas, apiñadas de gente. Así alcanzamos la calle Espoz y Mina, y también doblamos a la derecha para tomar dirección de nuevo a la plaza del Castillo. Cuando vimos tanta gente agolpada en las terrazas de los bares y restaurantes que hay allí, nos decidimos coger la primera mesa que hubiera libre. Y eso fue en la terraza del bar El Kiosko. Allí fuimos un poco mas conservadores y no quisimos arriesgar, nos pedimos un pincho de tortilla cada uno, y una cervecita, y allí estuvimos un buen rato también. La tortilla también estaba buena, pero eso es normal, muchos bares en Pamplona hacen muy buenas tortillas. Esta sin duda, lo estaba. Mientras charlábamos mi mujer y yo de cosas diversas, disfrutábamos de uno de esos placeres que nos da la vida de vez en cuando; y para mí, el hecho de estar sentado en una terraza de la plaza del Castillo, tomando un pincho y una cerveza, es un placer inenarrable, que no se puede explicar con palabras, hay que estar allí.  Solo ver el desarrollo de la vida pasar por delante de ti, la gente, una pareja cogida de la mano, una pandilla de chicas bien guapas y arregladitas ellas, un grupito de mujericas mayores, que lo que buscan es una mesa libre para sentarse a tomar el vermut; por ver esas escenas cotidianas, ya merece la pena estar allí sentado. Y por supuesto, disfrutar del buen tiempo que hace. En la mesa de al lado se sentó una pareja de padres recientes con un bebé de 15 días. Se les notaba embelesados con su hijito. Primero lo cogió el, y después ella, para darle el pecho; era una escena muy tierna.

Pero llegó el momento de levantarnos, y nos dirigimos al otro lado de la plaza del Castillo: a la calle San Nicolás. Por supuesto, la calle estaba como siempre, abarrotada, de gente, y fuimos haciéndonos hueco como pudimos. Pero merecía la pena. Sabíamos el destino. Íbamos al bar Rio, a tomarnos un huevo. Quiero recalcarlo, no he probado delicatesen mas deliciosa que el huevo del Rio. Es algo sublime, un rebozado con harina de tempura, espectacular, la bechamel, deliciosa, y en el centro del frito, un trozo de huevo duro, que, mezclado con todo el conjunto, convierten el bocado en una explosión de sabor delicadamente preparado, y de paladar excelso. Como yo lo llamo, una delicatesen. Y simplemente es un frito de huevo, ¡pero que huevo! Los seguidores del bar Rio, que, seguro que son legión, me entenderán.

El huevo del Rio

Así acabó nuestro paseo, nos fuimos de nuevo al parking, cogimos el coche, y salimos de allí en dirección a casa. La experiencia había sido maravillosa, como siempre que visitamos Pamplona. Me encanta esta ciudad, es pequeña y coqueta, pero destila encanto por los cuatro costados.

¡¡Hasta la próxima!!

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El coche del futuro

   Voy a empezar hablando de mi afición a la conducción, me encanta conducir, soy feliz al volante de un coche o una furgoneta. Y he tenido la suerte de pasarme mucha parte de mi vida laboral como conductor de furgonetas, por lo que puedo decir, que en mis trabajos he sido feliz. He hecho un pequeño cálculo aproximado de los kilómetros que he podido recorrer a lo largo de mi vida, y he llegado a la conclusión de que han sido alrededor de los 2 millones de kilómetros recorridos con todos y cada uno de los vehículos que han caído en mis manos. Principalmente de gasoil, aunque también de gasolina. Y todos de cambio manual, nunca automático. O sea, soy un clásico, me gusta el cambio manual, y el ir metiendo yo las marchas. Me tengo por un conductor experimentado, lo digo con toda la modestia, pero mis muchos años conduciendo, así lo avalan.

Mi Kia Sportage

   Y ahora se está desarrollando una problemática que me afecta, aunque no esté trabajando en ello. Se está dilucidando en estos tiempos, el futuro del coche, tal y como lo conocemos. Y yo quiero decir algo al respecto, quiero expresar mi opinión. Pero primero, para ser riguroso, debo exponer como están las cosas de la manera mas objetiva posible. Así lo comenté en otro artículo anterior, cuando hablaba del cambio climático, os prometí que hablaría del coche eléctrico, así que este es el momento. Está claro que estamos sufriendo un cambio climático provocado por el aumento de CO2 en la atmósfera, debido entre otras cosas, a los combustibles fósiles. Pues bien, acertadamente o no, en esa valoración ahora no entraré, la Unión Europea, y otros muchos países, están dándole una fecha de caducidad al motor de combustión, pues así dejamos de emitir dióxido de carbono. Entiendo que el tiempo apremia, y hay que hacer las cosas rápido. Pero no creo que se estén haciendo bien. Voy a referirme aquí, al coche privado, al utilitario, o vehículo de turismo, que utilizamos para ir al trabajo, a la ciudad, o de viaje largo, pero siempre de uso privado. Se está apostando únicamente por el coche eléctrico, y no por otras soluciones que podrían también funcionar, como son el hidrógeno, los combustibles sintéticos, o incluso los biocombustibles. Como diría cualquier inversor, hay que diversificar para minimizar el riesgo.

El vehículo eléctrico

 He estado consultando distintas fuentes por la red, y he podido comprobar que todos los tipos de movilidad, que se están promoviendo, tienen su lado bueno y su lado malo, sus ventajas e inconvenientes. Por tanto, cada uno puede decidir con cual se queda, o cual es su opción a la hora de elegir un vehículo u otro. Está claro que el vehículo eléctrico ha tomado la delantera gracias al apoyo que está teniendo por parte de las autoridades comunitarias y nacionales. Es cierto que es un vehículo ecológico, no produce CO2; también es económico, pues consume muy poco en kWh; es silencioso, no provoca contaminación acústica; requiere menos mantenimiento que el coche de combustión, pues no tiene tantas piezas, su motor es muy simple. También tiene sus inconvenientes: es caro, no está al alcance de cualquiera; tiene una autonomía muy limitada, entre carga y carga, los kilómetros que se pueden recorrer, son mucho menores que con un vehículo de combustión; el tiempo de carga, es muy grande, a veces puedes tardar varias horas; de momento hay pocos talleres especializados, por lo que si se estropea un coche eléctrico, no es fácil encontrar un taller competente; se han dado casos de incendios en coches eléctricos, que debido a los metales y productos químicos que tiene la batería, son muy difíciles de sofocar, incluso por los bomberos. Este tipo de movilidad, el coche eléctrico, se está extendiendo y haciendo más popular, pues se está desarrollando más rápidamente que los demás. Aun así, las cifras de ventas de vehículos eléctricos son muy pobres hoy en día. 

Coches eléctrico cargando

El vehículo de hidrógeno

Pero como he dicho antes, no solo está el vehículo eléctrico, hay en proyecto otro tipo de movilidad, que es el hidrógeno. Como he dicho antes, el vehículo de hidrógeno no está siendo apenas ayudado, por lo que los precios de esos vehículos son muy caros; también la oferta es escasa, apenas se venden coches de hidrógeno; también la red de repostaje es corta, solo hay 6 hidrogeneras en España, que están en Albacete, Ciudad Real, Huesca, Sevilla, Zaragoza y Madrid, y solo 3 son públicas. Se pretende que en 2026 hayan 150 hidrogeneras en funcionamiento. También el precio del hidrógeno puede considerarse caro, aunque es más barato que el combustible actual, también es más caro que la electricidad de un coche de batería. Pero también tiene sus virtudes, es ecológico, no contamina nada, solo emite agua; su recarga apenas dura unos minutos, como el diésel o la gasolina, se obtiene en carretera un rendimiento muy bueno; tiene más autonomía que el vehículo eléctrico, aguanta más kilómetros entre recargas… Yo confío en que el vehículo de hidrógeno, conforme vayan pasando los años, se vayan superando todos esos obstáculos, y se consolide como una opción más a la hora de elegir nuestra movilidad sostenible.

Coche de hidrógeno

El combustible sintético

En este caso hablo del combustible, y no del vehículo, porque no habría que cambiar de coche, con unas modificaciones mínimas, tu propio coche de gasoil o gasolina valdría para echarle combustible sintético. Y funcionaría perfectamente. ¿Pero en qué consisten los combustibles sintéticos? En primer lugar, no hay un solo combustible sintético, sino que hay variedad, dependiendo de las materias que se sintetizan. Se utilizan el CO2, la biomasa, residuos orgánicos o gas natural. El más común es el que produce el e-fuel, que proviene de fuentes de energía renovables, como la electricidad renovable, agua, y CO2 capturado de la atmósfera. Con ello, se produce un combustible que funciona perfectamente en un vehículo de combustión. Entre las ventajas, está el hecho de que es un combustible ecológico, extrae más CO2 de la atmósfera, que el que después emite, en la conducción; no hay que cambiar de vehículo, por lo que se pueden seguir fabricando coches de combustión; y también tiene sus inconvenientes, como son la eficiencia en la fabricación, es más caro y se necesita más energía para fabricar la misma cantidad de combustible que ahora, por lo que el precio del combustible también será mayor. Se espera que, con el desarrollo futuro de la tecnología y la mayor producción, se abaraten. Hoy en día, las grandes empresas energéticas en España, y en medio mundo, están apostando por este tipo de combustible. Por poner un ejemplo, Repsol ya está despachando combustible sintético en alguna de sus gasolineras. Me quedo con una frase que he leído en una página web de Volkswagen, en la que habla de este asunto, y dice lo siguiente:

“A pesar de todo lo planificado para el futuro de la industria de la automoción, la producción de combustibles sintéticos todavía puede alterar de manera radical las proyecciones económicas y de infraestructura futuras. Si se logra crear un combustible sintético eficiente para reemplazar los actuales antes del 2035, cumpliendo con la no emisión de gases de ningún tipo al medio ambiente y contando con energías renovables para su producción, el coche eléctrico dejaría de ser el objetivo de la automoción hasta una nueva fecha.”

Combustible sintético

Conclusión

Una vez vistos los modelos de movilidad sostenible, y quizá si surge alguno más, creo que es momento de opinar y decidir qué hacer en lo que a movilidad se refiere. Como he dicho antes, no me parece bien, que la Unión Europea haya decidido dar por muerto el coche de combustión ya en 2035, demasiado pronto, no da tiempo a la industria a promover otras soluciones, ni a los ciudadanos a cambiar de opinión, acostumbrados como estamos al coche de combustión tan cómodo y práctico como nos resulta. Mucho tienen que cambiar las cosas en muy pocos años para que el cambio sea exitoso, y yo sinceramente no lo veo. No tengo nada en contra del coche eléctrico, seguro que, en el futuro, cuando se hayan arreglado esas desventajas, será una solución muy válida, pero nos lo están metiendo con calzador, y sinceramente, tiene demasiados inconvenientes para adoptarlo como solución desde ya. Deberían apostar los gobiernos, por otras soluciones como las que he citado antes, para que todos tengamos distintas opciones a elegir, y lo hagamos en función de nuestras necesidades, o posibilidades. Yo, personalmente, no quiero contaminar, y prefiero, a igualdad de condiciones, un coche sostenible que otro que no lo sea. Pero de momento, mi presupuesto no me permite cambiar de coche. No tengo aun necesidad de hacerlo pues mi coche aun me durará unos años, o eso espero, pero en el momento en que tenga que hacerlo, estudiaré muy bien las opciones, y si me tengo que comprar otro coche de combustión antes de 2035, pues lo haré sin problemas, y eso me dará tiempo para más tarde elegir otra opción, siempre que sea más factible que ahora, por supuesto. Además, a mis 58 años, ya no tengo edad para tener muchos coches más. Disfrutaré mientras pueda de la conducción de mi Kia diésel.

¡¡Hasta la próxima!!

 

 

 

 

  

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8 de Marzo

   El griterío era ensordecedor; los niños iban y venían alrededor de los columpios, se subían a ellos, se caían al suelo, menos mal que el suelo es de vinilo y ayuda a que los golpes no sean serios; pero no solo eran los críos, también los mayores hablaban en voz alta, las conversaciones se desarrollaban entre grupitos de padres y madres, sentados en los bancos, o de pie al lado de algún columpio, pero siempre vigilando a los niños, que no se desmandaran. Por eso, no se podían tener charlas prolongadas, siempre había interrupciones, cuando no era un grito a su hijo, era dejarlo todo e ir a coger al crio que se había caído, o se había peleado con otro niño. La verdad es que salían del colegio, con una energía y unas ganas de jugar, increíbles. Todo eso pasaba inadvertido para mí. Tenía a mis hijos también allí, pero mi sensación era de seguridad y tranquilidad, no les iba a pasar nada. Estaban a salvo. Eso me daba la posibilidad de abstraerme de todo aquel tumulto, incluso del grupito de padres que estaban conmigo en un banco sentados, embarcados también en una amena conversación. Pero yo no estaba por la labor de charlar, al contrario, me encontraba reflexionando sobre el día que había tenido.

Manifestación del 8 de marzo

El despertador sonó puntual, como todos los días, a las 7 de la mañana, me levanté, podía ser cualquier día de entre semana, todos eran más o menos iguales. Me fui a la cocina a prepararme un café, y mientras la cafetera iba sirviéndolo, me fui al baño a lavarme un poco y a orinar. Me tomé el café deprisa y me vestí con un chándal, y me bajé a la panadería de bajo de mi casa a comprar pan del día. Al volver, mi pareja ya estaba desayunando y viendo las noticias de la tele; nos dimos los buenos días y un beso, y charlamos sobre lo que íbamos a hacer durante el día. Preparé los bocadillos de los críos, los envolví en papel de aluminio, y cogí las mochilas y los introduje cada uno en una. Cuando terminé, me dirigí a las habitaciones de mis hijos, encendí la luz y los animé muy cariñosamente a levantarse, con sendos besos en las mejillas. Ellos remolonearon un poco, pero con un poco de insistencia por mi parte, acabaron levantándose.

   El desayuno era más complicado. Cada uno quería una cosa, que si leche con tostadas, que si galletas, que si zumo de naranjas natural, o cereales… Mi pareja ya se había vestido, aseado, y se disponía a irse al trabajo. Me dio un beso, y me dijo que hoy tenía comida de trabajo. Yo me lo tomé con filosofía, no era la primera vez. Tras ello, cogió las llaves del coche y cerró la puerta al salir. Me hubiera gustado estar yo en su lugar, pero mi trabajo estaba en la oficina del paro, por lo que no tenía de momento ninguna obligación laboral, solo mirar las posibles ofertas de trabajo, que pudieran surgir a lo largo del día. Y continué con mis tareas. Volví con mis hijos, terminé de darles el desayuno, los vestí, los abrigué para combatir el frio del invierno, y me dispuse a salir con ellos en dirección al colegio. Tenemos el colegio cerca, así que no tenemos que hacer gasto extra en combustible y en un segundo coche, por lo que nuestra economía familiar lo agradece.

manifestación del 8 de marzo(2)

   Una vez dejados los pequeños en la escuela, nos juntamos algunos padres y madres, y nos relajamos en la cafetería junto al colegio, y nos tomamos un café, mientras mantenemos una amena charla sobre niños, y otras cosas. Después de ese relax, nos despedimos y comienza mi jornada. Me voy a casa, que la tengo manga por hombro. Comienzo abriendo un poco las ventanas para ventilar las habitaciones. Hace frio, por lo que las mantengo abiertas solo un rato, para ahorrar calefacción. Tengo que recoger las habitaciones de los críos, que todo lo tiran por el suelo, y no recogen nada, sus juguetes, hojas de papel con dibujos hechos por ellos, ropa que no se ponen, en fin, todo un mundo que poner en orden. También las camas, que hay que cambiar sábanas, o no, depende… barrer, fregar suelos, limpiar el polvo, en fin, limpieza e higiene que toda casa necesita tener y que hay que mantener a diario.

   Tengo que hacer alguna compra, aunque poca cosa pues nos gusta hacer la compra semanal, y solemos necesitar muy poca cosa diariamente. Pero algo hace falta, y me voy a acercar al super. Solamente comeré yo en casa, así que poco me voy a cocinar. Me prepararé una menestra de verduras de bote que compramos el otro día, y con eso me apaño.

   En la entrada y salida de casa, siempre te encuentras con algún vecino, o conocido al que saludar, te entretienes charlando con ellos, incluso algún amigo o amiga, con los que puedes acercarte al bar a tomar una cerveza o un vermut, que a gustos nada se puede objetar. Y así se va pasando la mañana y llega la hora de comer. Y es cuando te das cuenta de que no te has sentado desde que te levantaste de la cama. Y es entonces cuando por fin, lo haces, para comer.

   Y después de la comida, fregar y dejar la cocina recogida, viene el asunto de la siesta, que es un tema escabroso, que hay que abordar. ¿Dormimos o no dormimos siesta? Aquí hay de todo, unos si duermen, incluso la necesitan; pero hay otros que no duermen, y la consideran una pérdida de tiempo. Yo personalmente, me pongo con el móvil a consultar plataformas de empleo, para buscar un trabajo, que me aporte un sueldo, y nos dé más tranquilidad financiera a la familia; hoy en día, tal y como están las cosas, si en una familia normal, solo trabaja un miembro de los dos progenitores, se pasan apuros. Las cosas están hechas actualmente para que trabajemos los dos. ¿Y cómo conciliamos? Eso es una quimera que por mucho que se legisle, no llegará nunca. Pero ese tema no me ocupa aquí. De momento, se me hace la hora, y tengo que ir a recoger a los niños al colegio, que, con la tontería, se han hecho las 5 de la tarde.

manifestación del 8 de marzo(3)

   De repente, despierto de mi letargo, me fijo en mi alrededor, estoy rodeado de padres y madres, charlando en los columpios del parque, y con los niños formando algarabía, alrededor de ellos. Miro rápidamente al entorno, e inmediatamente veo a mis niños, jugando tranquilamente, con otros niños, subiéndose al tobogán. Respiro tranquilamente, no hay peligro, todo está en orden. Miro el reloj, está anocheciendo, y el gentío que se arremolinaba alrededor del parque, se va reduciendo, por lo que yo también decido que debemos irnos a casa. Llamo a los niños, les insisto en que nos tenemos que ir, y, aunque a regañadientes, acaban accediendo a hacerme caso. Después de ponerles los abrigos, me despido de todos los padres y madres que quedaban por allí, y cogemos el camino a casa. Estamos cerca, así que no nos cuesta mucho llegar.

   Los críos tienen mucha energía aun por agotar, y entran en casa con una escandalera digna de mención. Yo les insisto en que tienen que hacer los deberes, pero ellos no me hacen caso. Van a la suya, ahora es cuando comienza el verdadero estrés, tengo que pelearme con ellos para que hagan los deberes, estén un poco más tranquilos, e incluso jueguen con sus juguetes, que hay tiempo para todo. Me hacen caso a medias, y a regañadientes se sientan cada uno en su cuarto a hacer sumas y a leer.

   Viene entonces mi pareja, de trabajar, con cara de cansancio, y agotamiento físico. Se ducha, y se pone el pijama. Se ha acomodado en una silla, y yo me coloco por detrás, y le cojo con mis manos del cuello y por los hombros y le masajeo. Mi pareja lo agradece infinito, por los gestos que hace.

manifestación del 8 de marzo(4)

   Pongo la tele, cualquier canal, da lo mismo, y en el programa que están haciendo en ese momento sale en directo, una manifestación de mujeres celebrando el 8 de marzo. Cantaban soflamas y arengas en favor del feminismo, y en contra del machismo, y mostraban en alto pancartas con mensajes feministas. Mi pareja y yo nos miramos, y de repente, como movidos por un resorte, nos empezamos a carcajear, y a desternillarnos de risa. Las risas eran tan estruendosas, que llamaron la atención de nuestros hijos, que vinieron a ver qué pasaba.

¿Mamá, papá, de que os reis? -.nos preguntó el mayor de ellos.

Nada hijo-. Le contesté yo entre risas-. ¡cosas de mayores!

   El crio se quedó con cara sonriente a la vez que perpleja, mientras nosotros seguíamos con nuestras risas.

Acabamos el episodio, dándonos un beso apasionado, entre sonrisas cómplices.

 

P.D.: Después de leer esta historia, te propongo una cuestión. ¿Te imaginas el sexo del protagonista de este relato? ¿Es hombre o es mujer?  ¿Y el sexo del miembro de la familia que trabaja? He procurado dejar estos temas a la imaginación del lector, y me gustaría que, si te atreves, me escribas en un comentario tu elección y tu argumento para llegar a esa conclusión. Si lo haces, te lo agradezco infinito.

¡¡Hasta la próxima!!

 

 

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Un cuento moderno

   Érase una vez, en algún lugar no muy lejos de aquí, y no hace mucho tiempo, un hombre que pensaba que tenía el don de detectar cuándo le querían engañar. El estaba seguro de que cuando alguien le quería robar, o defraudar, tenía la habilidad de darse cuenta, y así, podía evitarlo. Se enorgullecía de ello, y hasta ese momento, nadie había podido timarle. Y lo habían intentado, con correos de phishing, con WhatsApp fraudulentos, o con páginas web falsas, pero él era listo, no había caído en las trampas.

   Jajajajaj, es imposible que me engañen, yo soy mas listo que cualquier ladronzuelo de tres al cuarto-.se decía a sí mismo, altanero y arrogante. Y sus risas se escuchaban a kilómetros de distancia.

Nuestro hombre jactándose de su habilidad 

   Todas las mañanas se sentaba delante del ordenador, y veía como iban sus inversiones. En una ocasión, se enteró que podía invertir en criptomonedas, pues se podía ganar mucho dinero, aunque también perderlo. Pero él no iba a perder, en todo caso salir igual pero nunca perder, ¡quien iba a ser capaz de timarle a él! Jajajajaj. Y se propuso invertir una pequeña cantidad, para no arriesgar mucho. Y ahí que se metió. Invirtió 300 euros en bitcoin, y se dispuso a vigilar la inversión.

   Y los días pasaban y el, cómo era su costumbre, comprobaba sus ganancias o pérdidas. La verdad es que no le iba mal al principio, y sus monedas se revalorizaban, pero este mercado es muy voluble y lo que hoy sube, mañana baja, así que mantuvo sus posiciones y se dedicó a observar.

   En esas estaba, cuando de pronto vio en Facebook, un contacto de una chica experta en criptos, que le solicitaba amistad. Nuestro hombre pensó que le podría venir bien una entendida en el asunto, así que le aceptó la amistad. Y se puso a conversar con ella. Y ella, por su experiencia le aconsejó que invirtiera en una página concreta, cuya dirección web le facilitó, y ahí podría ganar mucho dinero. El, cuando acabó de charlar con ella, investigó en ese sitio, y vio que podía ser verdad, por lo que contactó con los gestores de la página web, y acabó de convencerse. Empezaba invirtiendo poco dinero, y cada día que pasaba se iba incrementando de forma exponencial. Y cuando quería retirar fondos podía hacerlo con toda tranquilidad. Y dicho y hecho. Cogió de sus fondos en criptodivisas, e invirtió los 300 euros que tenía en bitcoin. Y pasada una semana ya podría empezar a retirar fondos.

   Se puso en contacto con su amiga de Facebook, y le dijo que había invertido en la página que ella le aconsejó, a lo que ella le respondió, que no se arrepentiría. Una sonrisa muy ancha esbozó nuestro hombre dándose cuenta de que estaba haciendo un gran negocio. Al día siguiente de la inversión, los 300 euros se habían convertido en 500, y él, dándose cuenta de la gran revalorización que iba a tener su dinero, se puso a pensar en cuanto iba a ganar en los siguientes días. En el segundo día, al ver la página web de su inversión, comprobó que ahora tenía 900 euros, por lo que su imaginación se disparó, y empezó a pensar lo que iba a hacer cuando cobrara ese dinero. El tercer día, llegó a los 1600 euros, y es cuando empezó a pensar a lo grande, y comenzó a buscar donde se iría de vacaciones. El cuarto día, cuando vio que la suma ascendía a los 3000 euros, se puso a mirar coches de alta gama pues el no se merecía otra cosa. Y lo pagaría al contado, jejejejejej, reía el malévolamente. El quinto día, la suma ascendió a 5000 euros, por lo que empezó a mirar casas residenciales, en alguna zona privilegiada de la ciudad. Así fueron pasando los días, y la suma empezó a tener cinco cifras. Se cumplió la semana y le ofrecieron la posibilidad de retirar fondos, pero el, haciendo sus números, comprobó que podía ganar más dinero manteniéndolo invertido, y decidió dejarlo que fuera rentando mas tiempo.

Nuestro hombre soñando con su futura fortuna

   La cifra, con el paso de los días, se fue incrementando, y alcanzó los seis dígitos, por lo que nuestro hombre, decidió retirar ya una cantidad moderada, y dejar un remanente, para que siguiera generando mas dinero. Se puso en contacto con la página web, y les solicitó retirar fondos. Enseguida le contestaron que sí, que sin ningún problema. Tenía que ingresar una cantidad, que suponía el 2 por ciento de lo que quería retirar, y luego le ingresaban el dinero, en criptos, en su monedero electrónico. Nuestro hombre no entendió la pega que le estaban poniendo, y les dijo que se lo descontaran de lo que tenía que recibir, y asunto arreglado. Pero los gestores del sitio web, le dijeron que esa no era la política de su negocio, primero tenía que pagar, y luego recibir sus ganancias. El, no conforme con la postura de la página web, quiso consultárselo a su amiga de Facebook, y ella se lo corroboró, por lo que nuestro hombre pudo darse cuenta de que para cobrar tenía que pagar, y no era poco.

   Estos me van a oír, y les voy a decir cuatro cosas bien dichas-. Se decía a sí mismo, muy enfadado. Se sentó delante de la pantalla de su ordenador, se metió en Google, y tecleó el nombre de la página web. Después de un momento pensando, salió una pantalla en blanco con un número 404 diciéndole que había un error, que no existía esa página. Volvió a escribir el nombre del sitio, y se repitió la misma operación. Nuestro hombre se quedó ojiplático. Rápidamente su cabeza pensó, e inmediatamente se le ocurrió hablar con su amiga del Facebook, para que le explicara que podía haber pasado. Y así lo hizo. Entro en el Face, y buscó el contacto de su amiga. Por el Messenger, le escribió un privado, diciéndole lo que le había pasado, y cuando acabó de escribir, después de pulsar Intro, le surgió en pantalla un texto que decía:

‘Este contacto te ha bloqueado.’

   ¡Se le quedó cara de gilipollas! Fue entonces cuando se dio cuenta de lo que había pasado. Le habían estafado. Tan listo que se creía, y unos mocosos se la habían jugado. A pesar de seguir intentándolo, siempre daba error. Todo había sido minuciosamente preparado, y la ‘amiga’ y la página web estaban confabulados. Y nuestro hombre, se quedó sumido en un mar de desolación, tanto que se las daba de que tenía el don de evitar los fraudes, y había sido víctima de uno. Su castillo de naipes se había derrumbado movido por el viento.

Y lloró amargamente.

 

¡¡Hasta la próxima!!

 

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Burlada

   Ya he contado en anteriores capítulos, la historia de mi vida, y si lees este episodio, antes de leer los otros, no te harás una composición correcta de mi biografía, por lo que te invito a que leas antes, los capítulos ‘Valencia’, ‘Lezuza’, y ‘Novelda’, para tener una idea ordenada y cronológica de mi historia.

Palacete de Burlada

   Ya os he contado en el capítulo anterior, que conocí a Manoly, por internet, en un chat de los que había por entonces en la red. Empezamos chateando, de ahí pasamos al teléfono, y llegamos a conocernos personalmente en Navarra, donde ella residía. Había surgido el amor, en dos corazones que estaban vacíos. E inmediatamente se llenaron. El desamor había invadido nuestras vidas. Quizá por eso, la chispa del amor prendió tan rápidamente. Pero esa chispa se convirtió en un enorme incendio, con el paso de los meses. Y ese incendio provocó que tomáramos la decisión de unir nuestros destinos. Decidimos que yo dejaría a mi exmujer y a mi hijo con ella, y me trasladaría a Navarra a vivir con Manoly. Era una decisión muy valiente, pues nos conocíamos de solo unos meses, pero era firme, y el amor que nos unía, fuerte. Y un día del mes de enero, cogí mis bártulos y me fui a Navarra, a reunirme con ella. Alquilamos un piso en Ansoáin, y allí que nos fuimos.

Primer plano de Aurelio

  Manoly; ese es su nombre, muy castizo. Es una mujer maravillosa, dulce, tierna, alegre, simpática, pero con carácter. Todo eso hizo que me enamorara de ella. Y físicamente es muy guapa, y con el paso de los años, su belleza perdura en el tiempo. Ya lo dice el dicho, ‘quien tuvo, retuvo, y guardó para la vejez’. Tengo una inmensa suerte de tenerla a mi lado, y de que me haya elegido a mi para compartir su vida. Pero cuando vine a Navarra, no solo iba a estar con ella. Tenía que entrar en su familia. Sus hijas, sus hermanos, con sus respectivas parejas. Sus padres, Pedro y Juana, que ya estaban un poco mayores, y que necesitaban una ayuda, que Manoly les prestaba de muy buen grado. Y la verdad es que me acogieron muy bien. Incluso sus hijas, algo más reticentes por el disgusto que tenían por su padre, que se había quedado solo, acabaron acogiéndome, en el seno de su familia.

   Pero la familia era más grande que todo esto, había tíos, primos, por parte de su madre, algunos que incluso hoy en día no conozco, pues viven lejos, o se ven poco.

   Desde el principio, empecé a viajar mucho a Novelda, casi una vez al mes, íbamos a Alicante a ver a mi hijo, y prácticamente, día si día no, lo llamaba para que notara mi ausencia lo menos posible. Incluso en fechas como el verano, o navidad, me lo traía a Navarra para que pasara unos días conmigo.

Tema: 'Esos locos bajitos'  Autor: 'Joan Manuel Serrat'
Este video es de mi hijo, y a mi me hace llorar.

   También me costó poco encontrar un trabajo, pues gracias a Dios, Navarra es una región muy industrializada, y hay mucho trabajo. Estuve trabajando en varios sitios hasta que encontré el trabajo definitivo, en Nortyre, como repartidor y almacenero, y ahí me estabilicé.


Aurelio en la Estafeta

   Aproveché el tiempo y la compañía de Manoly, para visitar y conocer Navarra, conozco Pamplona y su barrio viejo, con la famosa calle Estafeta de los encierros de San Fermín. Y sus bares y sus pinchos maravillosos. He paseado por sus calles, Carlos III, San Nicolas, Mayor, Santo Domingo, y otras muchas, y he visitado la catedral de Pamplona, majestuosa. También conocí varios pueblos de la comarca de Pamplona, Villava, Huarte, Mutilva, Burlada, por supuesto, donde acabé viviendo, y luego me alejé un poco más; conocí la parte norte, Roncesvalles, con su preciosa Colegiata, las cuevas de Zugarramurdi y Urdax, Santesteban, llegamos hasta la playa de Hondarribia, y nos aventuramos a Francia; también llegamos hasta Ochagavía, y ya puestos, hasta El Roncal e Isaba, y llegamos hasta la venta de Juan Pito, por cierto, cubierta de nieve. También hemos estado varias veces en Javier, y alrededores, aprovechando las javieradas, preciosa romería al patrón de Navarra, San Francisco de Javier; el monasterio de Leyre, muy bonito, el enorme pantano de Yesa, y después la imponente foz de Lumbier. Tirando hacia el sur, he conocido Tafalla, Olite, con su grandioso e imponente castillo donde vivían los reyes de Navarra, la fortificación de Artajona, y hemos llegado hasta Tudela, donde hemos visitado su majestuosa catedral; y yendo en dirección al oeste, hemos visitado Estella, bonita ciudad a orillas del rio Ega, hemos caminado por la sierra de Urbasa, imponente, con su barranco del infierno, y el precioso nacedero del rio Urederra, impresionante paisaje natural con sus balsas de color azul, que destaca entre lo verde de su entorno. Y de ahí, al valle de la Sakana, zona que conozco bien, por motivos de trabajo, y por ahí, hasta Lekumberri, para encaminarnos hasta el santuario de San Miguel de Aralar, en lo alto de la sierra de Aralar. Desde allí hay unas vistas preciosas de todo el valle de la Sakana. Lógicamente todo este recorrido lo he hecho en distintas etapas, pero tras ello, he aprendido a querer a Navarra, a apreciar toda esta tierra, sus gentes, sus paisajes, su diversidad, y como no, su gastronomía, ¡qué bien se come aquí!


Valle de Isaba

   También he conocido sus fiestas, los Sanfermines, pero aquí he de reconocer que al principio no era muy partidario de ellas, me parecían un botellón gigante, ¡que no se me enfaden los navarricos!; con el tiempo, he ido aceptando todo lo que gira alrededor de la fiesta. Pero para mí el festejo más singular y propio de esta fiesta es el encierro, y todo lo que tiene que ver con el toro, y eso que yo no soy nada taurino, pero lo respeto. Entiendo ese espíritu festivo de los pamplonicas, que después de todo un año trabajando llega el verano, y el 6 de julio, se produce una explosión de júbilo, y todo se desborda; todo se transforma en fiesta, en algo lúdico, alegre, divertido; durante esos 8 días en los que nada es real, todo es fiesta, juerga, diversión, una explosión de gozo y regocijo, que recorre todas las calles de Pamplona sin parar, las 24 horas del día, durante todos los días. Y a las 8 de la mañana, con puntualidad británica, comienza el encierro, una carrera contra el toro, que, gracias al capotico de San Fermín, no hace tanto daño como podría parecer, al enfrentarte a los toros de 500 kilos. A mí personalmente, me gusta cuando hay una chispa de riesgo, de peligro, de emoción, y eso es lo que, a mi modo de ver, enriquece la fiesta. Eso sí, a mí no me vereís nunca correr un encierro, el que lo hace, es para admirar su valor.

   Pero, volviendo a los primeros años, compramos un piso en Burlada y nos fuimos a vivir allí, lugar en el que hoy resido. Burlada, es una ciudad situada junto a Pamplona, de apenas 20.000 habitantes, con todo lo necesario para vivir. Y tenemos la capital al cruzar el rio, si necesitamos algo más. Las hijas de Manoly, con el tiempo, se fueron independizando, y se fueron a vivir con los que hoy en día son sus parejas, dos chicos estupendos, buenas personas, honrados y trabajadores. Con todos ellos, y con el paso del tiempo, ha ido arraigando en mí, una estrecha relación de forma que los he ido adoptando como hijas y yernos.

   También hemos vivido momentos tristes Manoly y yo, con la muerte de sus padres. Sus últimos años, padecieron enfermedades mentales: Alzheimer, Pedro, y demencia, Juana, que nos obligaron a estar muy pendientes de ellos, y dejar lo que teníamos entre manos para atenderlos a ellos, y dedicarles casi el 100 % de nuestro tiempo. Junto a los hermanos de Manoly, hicimos lo que buenamente pudimos para que tuvieran una vida lo más humana, digna y feliz posible. Fue triste porque se fueron sin recordar quienes eran ni quienes éramos nosotros. Son duras las enfermedades mentales, y tristes, muy tristes…

   Otro momento triste fue la pérdida de mis padres, primero mi madre, por una neumonía severa; tuvimos que ir Manoly y yo a Valencia a despedirla en un viaje precipitado. Y después mi padre pocos meses después; también hicimos otro viaje a Valencia, y después a Lezuza, a depositar sus restos junto con sus padres, por deseo expreso de él. Fue el peor momento de mi vida, sobre todo cuando despedí a mi madre.

   También nos dejó el primo de Manoly, e hijo de su tía Josefa, Cándido, con 53 años, por culpa del cáncer. Fue duro, pues aún era joven, y dejó a su familia hundida en la tristeza.

    Y recientemente, nos ha dejado también la tia Josefa, con quien los últimos tiempos estabamos muy unidos. Descanse en paz.

   En cuanto a mi hijo, Alejandro, fue haciéndose mayor, seguíamos viéndonos regularmente, en vacaciones, o algún viaje a Alicante, pero conforme se hacía más y más mayor, nos veíamos más distanciados en el tiempo, yo iba menos a Alicante, y era el, el que venía de vez en cuando a Burlada, a pasar unos días conmigo. Incluso hablamos menos por teléfono, pero cuando lo hacemos, nos tiramos casi una hora hablando para ponernos al día.


Aurelio y su hijo Alejandro

   También hemos vivido momentos alegres, como la boda de la hija pequeña, todo un acontecimiento. Y, sobre todo, los nacimientos de los nietos de Manoly, y por qué no decirlo, también mis nietos. A lo largo de unos pocos años, fueron viniendo los niños, y ya tenemos la familia al completo. Ahora toca apechugar con lo que ha venido, hay que sacarlos adelante, sus padres trabajando y sus abuelos ayudando a llevarlos al cole, a darles de comer, o de merendar, a recogerlos, en fin, la tarea de abuelos, que ya he contado en el post ‘Reflexiones de un abuelo’.


Aurelio con uno de sus nietos

   Y así, hemos llegado al tiempo presente, estos últimos años en los que yo me he quedado en paro, y me estoy dedicando a la familia, a mi mujer Manoly, a mis nietos, colaborando con sus padres para que estos puedan ir a trabajar. Y en cuanto a mi hijo, está hecho ya un hombre de 27 años, y trabajando, por lo que el contacto es más esporádico y distanciado, pero seguimos hablándonos de vez en cuando, por teléfono. En cuanto a Manoly, pues sigue igual de bondadosa que siempre, igual de cariñosa, la quiero tanto como el primer día, y este sentimiento no afloja, más aún, se refuerza cada día que pasa. “Ella es mi verdadero Amor, y la tenga lejos o la tenga cerca, siempre la querré”. Es un amor maduro, tranquilo, sereno, como corresponde a la edad, sin la intensidad y la pasión de los años jóvenes, pero si con todo el cariño que somos capaces de trasladarnos, que es mucho.

   En cuanto a Navarra, mi tierra de adopción, me lo ha dado todo, trabajo, salud, dinero, y una familia a la que dedicarme, en fin, todo lo que un hombre sencillo puede pedir. Por eso le tengo gratitud infinita a esta tierra, a sus gentes, los navarros, gente noble y brava; a Burlada, donde he encontrado ese acomodo que necesita todo hombre para desarrollar toda una vida en paz y armonía, y ya llevo viviendo 20 años. Como digo en la descripción del blog en la página principal, soy valenciano de nacimiento, y estoy orgulloso de ello, pero navarro de adopción, y también estoy orgulloso de ello.

¡¡Hasta la próxima!!

 

 

 

 

 

 



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