Valenciano de nacimiento, y navarro de adopción, soy Aurelio, tengo 59 años, vivo en pareja en un pueblo de la comarca de Pamplona, y mis nietos me llaman Yeyo, ¡Ojo!, no confundir con Yayo, no es lo mismo, leer mis contenidos y lo entenderéis.

Un día en Urgencias

Estaba malito, tenía mi cuerpo mal, algo fallaba, no funcionaba bien, o al menos no era normal.  Tenía una ligera sospecha de lo que me pasaba, pero me lo tenía que confirmar un médico. Y luego hacer algo para corregirlo. No era un simple catarro, que te dan un antibiótico y te lo curas en casa. Debía ser tratado en el hospital. Tampoco era una operación a corazón abierto, todo hay que decirlo, pero para mí, era importante. No se podía corregir en casa. Y allí que me fui. A Urgencias. Era lunes, a las 9 y pico de la mañana. Quería pensar que un lunes a esas horas no habría mucha gente, y la cosa iría mas rápida. Como si las urgencias de un hospital tuvieran horas de mas o de menos visitas. La gente cae enferma cuando le toca y no hay horas en las que caemos mas o caemos menos enfermos. Pero sin embargo fue así. Eran las 10 de la mañana cuando entré en el triaje, y lógicamente había gente, como es natural, pero no había mucha y pensé, en un principio, que la cosa iría bien.

Servicio de Urgencias del HUN

Debo decir que me cogieron muy rápido, el triaje fue sencillo, me atendieron muy bien, una medico me preguntaba, yo le respondía lo que me pasaba, tenía a un joven becario enseñándole, le decía lo que tenía que poner en el ordenador, y este muy obediente lo ponía. Me pareció bien, es buena noticia que haya personal nuevo en un hospital, así se crea empleo, y se renueva el personal, con gente joven y competente. La impresión fue buena. El triaje fue rápido, y enseguida, tras una breve espera, me llamaron a la consulta.

Era la consulta número 26, la última, un poco escondida, pero tras preguntar dos veces y guiarnos, mi mujer y yo, por los carteles indicadores, llegamos a ella. Nos esperaba la doctora Nerea, así se presentó. Debo decir, que nos atendió con una dulzura y una ternura increíbles. Era una chica joven, guapa, muy atenta y sobre todo, muy profesional. Daba la sensación de que sabía en todo momento lo que había que hacer, sabía las pruebas que me tenían que hacer, las consultas que debía componer, y según los resultados, lo que haría después. A mí, me inspiró una gran confianza y tranquilidad, me hacía pensar que estaba en buenas manos. Me sacaron sangre en la misma consulta, me hicieron una ecografía, me la hizo ella misma, me hicieron un electro, en fin, una serie de pruebas que me aturdieron un poco, pero a la vez, me daban la sensación de que aquella gente estaba haciendo bien su trabajo, y eso me tranquilizaba. También había muchos becarios, y estudiantes de medicina, que iban y venían donde se les ofrecía la oportunidad de aprender algo nuevo, y yo era ese perrito de indias sobre el que posar sus miradas ávidas de aprender, para tomar nota de todo lo que me hicieron en aquel hospital. Eran pruebas un tanto delicadas para mí, pero habituales para aquel grupo de médicos excepcionales, que me trataron de maravilla, y dieron, de forma muy profesional, con lo que tenía, y consiguieron corregírmelo. No solo los médicos, también el personal del hospital me trató con cariño, los camilleros, las enfermeras, las ATS, todo aquel que tenía que ponerme una mano encima para hacerme cualquier prueba, lo hizo con mucha ternura, y mucha dedicación. Las horas que permanecí en el hospital, fueron muy agradables, a pesar de que eran para lo que eran, o sea, para curar un mal que tenía, y se supone que cuando vas al hospital no es para nada bueno.

Servicio de Urgencias del HUN

También debo agradecer su atención y su mimo y profesionalidad, a la doctora Borda, que me hizo una prueba muy delicada, y el resultado fue totalmente exitoso. También tenía una becaria a la que estaba enseñando, y esta también me trató con mucho cariño. Finalmente también quiero expresar mi agradecimiento al servicio de Digestivo del hospital, del cual me atendió, una joven doctora, de la cual siento decir que no recuerdo su nombre, pero si fue muy atenta, y amable. Sin duda, debo decir que mi experiencia en urgencias del hospital fue totalmente satisfactoria. No puedo por más que expresar mi admiración por todo ese equipo de médicos de urgencias y demás personal, que todo hay que decirlo, me demostraron la enorme valía profesional que atesoran, y la enorme ternura con que tratan a los pacientes. Si es así como tratan a todo el mundo, y a fe mía que es así, pude comprobarlo allí mismo con el resto de la gente, entonces ‘chapeau’, para todos ellos, me quito el sombrero, y pido un enorme aplauso virtual, para todos ellos, por su buen hacer. Y todo mi reconocimiento y gratitud, por un trabajo bien hecho. Se tienen bien ganado el sueldo. Incluso más. 

Una vez terminadas todas las pruebas, y ya recuperado del mal que me atormentaba, tuve que esperar a que los médicos decidieran qué hacer conmigo, si ingresarme para observación, o dejarme ir a casa, que es lo que sucedió, con una cita en cirugía, e instrucciones para ejecutar en caso de repetirse mi dolencia en el futuro. La espera no se me hizo larga, mas larga se le hizo a mi mujer, que tuvo que dar mil y una vueltas por el complejo, pues no le permitían estar en los boxes sola. Incluso la doctora Nerea Berrade, que me atendió con tanto cariño en toda mi estancia en Urgencias, llegó a visitarme para asegurarse de que todo estaba bien. Llegadas las 4 y media de la tarde, después de casi 7 horas en el hospital, salimos de allí, no sin comprobar que la sala de espera de urgencias estaba abarrotada de gente. Me dió por pensar que aun tenían mucho trabajo que hacer aquel maravilloso personal de Urgencias. Y es verdad. Bendito el trabajo que hacen las urgencias atendiendo a tantas y tantos pacientes, que necesitan que se les atiendan en sus males y enfermedades, incluso accidentes de todo tipo, en los que muchas personas sufren daños que deben ser atendidos en este servicio de Urgencias, por su gravedad e inmediatez.

No he dicho hasta ahora el hospital al que fui, pues se supone que ya se sabe; es el Hospital Universitario de Navarra, en Pamplona, en su servicio de Urgencias, y quiero personalizar en él, el buen hacer de estos profesionales a los que me refiero hoy en este artículo, por la grata experiencia que he vivido. Pero no dudo en absoluto, que este buen hacer, es extensivo a todos los servicios de Urgencias de toda España. El servicio de Urgencias es un lugar al que acudes cuando no ves otra solución a un mal que tienes, y no siempre por supuesto, pero muchas veces, acudimos a Urgencias en un estado de preocupación, de angustia, y de desazón, que lo único que necesitamos es que nos traten el mal que tenemos, con la mejor de las disposiciones, y sobre todo con ternura, cariño y comprensión. Eso es lo que pedimos, y eso justamente es lo que yo encontré absolutamente, en el servicio de Urgencias del Hospital Universitario de Navarra. 

Gracias a todos los que me atendisteis,por vuestro cariño, a los que no lo hicisteis, pues por allí pululaba mucha gente, y en general, a todo el personal del servicio de Urgencias del HUN, por su trabajo y por su aportación a que este mundo sea mejor, y mas humano. ¡Ole por vosotros!

¡¡Hasta la próxima!!

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