No fue un sueño, tampoco una revelación. Ni siquiera se desbordó mi imaginación. Era algo muy real, lo estuve viviendo durante un rato. La pesadilla se tornó en tortura, me atormentaba, me intranquilizaba la sola idea de que fuera verdad... ¿Y si de verdad ocurría algo así? Solo una semana, y las consecuencias podrían ser devastadoras. Eso si es dependencia, y lo demás son tonterías. ¿Que de qué estoy hablando? De la electricidad.
Una semana sin
electricidad en el mundo, o a nivel mas reducido, y todo se convertiría en un caos. La
situación de un apagón general en un vasto territorio, que durara una semana sería dramática y caótica.
Desde el primer instante, la vida moderna se vería trastocada. Ciudades enteras
quedarían sumidas en la oscuridad, con las calles desiertas y solo iluminadas
por linternas y velas. En las viviendas, la falta de calefacción en climas
fríos, y de refrigeración en climas cálidos pondría en riesgo la salud de
millones de personas. Moriría muchísima gente. Sin electricidad, las
actividades diarias como cocinar, limpiar y mantener la higiene personal se
volverían complejas. Llegaría el hambre. Y la miseria.

La comunicación se vería severamente afectada: sin electricidad, las redes de telefonía móvil y el internet colapsarían, aislando a las personas y dificultando o anulando la coordinación de los servicios de emergencia. Los sistemas de transporte público se detendrían. Trenes, metros y tranvías quedarían paralizados, y las estaciones se convertirían en lugares de confusión y caos. Los automóviles tendrían dificultades para abastecerse de combustible, ya que las bombas de las gasolineras no funcionarían sin energía eléctrica, lo que provocaría largas colas y la escasez de gasolina. El caos.
Los hospitales y
centros médicos, aunque equipados con generadores de emergencia, se
enfrentarían a grandes desafíos. La capacidad de estos generadores es limitada,
y solo podrían mantener en funcionamiento los equipos más esenciales, dejando
fuera muchos servicios vitales. Las operaciones y tratamientos críticos se
verían comprometidos, aumentando la tasa de mortalidad en un porcentaje
elevadísimo. El suministro de alimentos se convertiría en un problema crítico.
Los supermercados no podrían mantener sus productos refrigerados, lo que
llevaría a la descomposición de alimentos perecederos. El transporte de
mercancías se vería interrumpido, causando desabastecimiento y una crisis
alimentaria inminente. ¡Hambre! Las áreas rurales, aunque con mejor acceso a
alimentos frescos, también enfrentarían dificultades para preservar y cocinar
sin energía.

La economía sufriría un golpe devastador. Las bolsas de valores se paralizarían, empresas cerrarían temporal o definitivamente, y el trabajo remoto, dependiente de la tecnología, se tornaría imposible. La cadena de suministro internacional se rompería, afectando a industrias clave como la manufactura y la tecnología. La sociedad vería un aumento en el desorden y la criminalidad. Quiero insistir en eso; la delincuencia y los desórdenes callejeros aumentarían en un porcentaje altísimo. La falta de alumbrado público y sistemas de seguridad activa facilitaría el actuar de los delincuentes. El personal de emergencia se vería desbordado, y la confianza en las autoridades se erosionaría. Sería un caos absoluto.
En resumen, un apagón global de una semana, solo una semana,
desencadenaría una serie de eventos catastróficos que afectarían a todos los
aspectos de la vida cotidiana, desde la salud y la seguridad, hasta la economía
y el suministro de alimentos. La resiliencia y la cooperación entre las
comunidades serían esenciales para superar una crisis de tal magnitud.
¿Todo esto lo podría provocar la Inteligencia Artificial? En el estado actual en que se encuentra la IA en estos momentos no, pues está en un estado muy primario, muy inicial. De momento no tenemos que preocuparnos de eso. Pero en el futuro, quizá llegue el día en que las IA controle dispositivos o sectores que puedan ser estratégicos para la humanidad, como es, por ejemplo, el servicio de electricidad. Quizá la IA aprenda tanto, y tenga tantas concesiones hechas por parte de los humanos para tratar ciertos temas delicados y estratégicos, que se llegue en un futuro no tan lejano, a depender de ella, en tantos y tantos asuntos prioritarios y fundamentales para la humanidad, y en los que, por ejemplo, por un error, nos corte el suministro de la electricidad general, a nivel global. Tan sencillo como eso. En previsión de una saturación de la energía servida que pueda provocar cortes y averías en el sistema, la IA considere que debe suspender el servicio para evitar males mayores, y lo haga a nivel mundial. Y el ser humano es incapaz de solucionar el problema hasta pasados unos días, una semana concretamente, como he indicado en el ejemplo propuesto. Ya habéis visto como afectaría eso a la humanidad. Sería la anarquía.
La perspectiva es sin duda alarmante, pero también nos
muestra la importancia de estar preparados para situaciones extremas. No todo
sería malo. Imagina cómo la solidaridad y la cooperación podrían florecer en
momentos de crisis, con comunidades unidas trabajando juntas para superar las
dificultades. Pero, nunca se sabe, si en momentos de
crisis tan duros, el ser humano sabría comportarse como un ser solidario, o
primaría primero su supervivencia y luego la de los demás. Solo ha sido un
ejemplo que se me ha ocurrido, y con ayuda de la tan denostada, y también
aclamada IA, he podido escribir este artículo en el Diario del Yeyo. Solo me
apetecía reflexionar sobre ello, y hacer que tú, lector de este humilde post, también
lo hagas. Solo es eso. Gracias por tu atención.
¡¡Hasta la próxima!!
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