Voy a empezar hablando de mi afición a la conducción, me encanta conducir, soy feliz al volante de un coche o una furgoneta. Y he tenido la suerte de pasarme mucha parte de mi vida laboral como conductor de furgonetas, por lo que puedo decir, que en mis trabajos he sido feliz. He hecho un pequeño cálculo aproximado de los kilómetros que he podido recorrer a lo largo de mi vida, y he llegado a la conclusión de que han sido alrededor de los 2 millones de kilómetros recorridos con todos y cada uno de los vehículos que han caído en mis manos. Principalmente de gasoil, aunque también de gasolina. Y todos de cambio manual, nunca automático. O sea, soy un clásico, me gusta el cambio manual, y el ir metiendo yo las marchas. Me tengo por un conductor experimentado, lo digo con toda la modestia, pero mis muchos años conduciendo, así lo avalan.

Y ahora se está desarrollando una problemática que me afecta, aunque no esté trabajando en ello. Se está dilucidando en estos tiempos, el futuro del coche, tal y como lo conocemos. Y yo quiero decir algo al respecto, quiero expresar mi opinión. Pero primero, para ser riguroso, debo exponer como están las cosas de la manera mas objetiva posible. Así lo comenté en otro artículo anterior, cuando hablaba del cambio climático, os prometí que hablaría del coche eléctrico, así que este es el momento. Está claro que estamos sufriendo un cambio climático provocado por el aumento de CO2 en la atmósfera, debido entre otras cosas, a los combustibles fósiles. Pues bien, acertadamente o no, en esa valoración ahora no entraré, la Unión Europea, y otros muchos países, están dándole una fecha de caducidad al motor de combustión, pues así dejamos de emitir dióxido de carbono. Entiendo que el tiempo apremia, y hay que hacer las cosas rápido. Pero no creo que se estén haciendo bien. Voy a referirme aquí, al coche privado, al utilitario, o vehículo de turismo, que utilizamos para ir al trabajo, a la ciudad, o de viaje largo, pero siempre de uso privado. Se está apostando únicamente por el coche eléctrico, y no por otras soluciones que podrían también funcionar, como son el hidrógeno, los combustibles sintéticos, o incluso los biocombustibles. Como diría cualquier inversor, hay que diversificar para minimizar el riesgo.
El vehículo eléctrico
He estado consultando
distintas fuentes por la red, y he podido comprobar que todos los tipos de
movilidad, que se están promoviendo, tienen su lado bueno y su lado malo, sus
ventajas e inconvenientes. Por tanto, cada uno puede decidir con cual se queda,
o cual es su opción a la hora de elegir un vehículo u otro. Está claro que el
vehículo eléctrico ha tomado la delantera gracias al apoyo que está teniendo
por parte de las autoridades comunitarias y nacionales. Es cierto que es un vehículo ecológico, no
produce CO2; también es económico, pues consume muy poco en kWh; es silencioso,
no provoca contaminación acústica; requiere menos mantenimiento que el coche de
combustión, pues no tiene tantas piezas, su motor es muy simple. También tiene
sus inconvenientes: es caro, no está al alcance de cualquiera; tiene una
autonomía muy limitada, entre carga y carga, los kilómetros que se pueden
recorrer, son mucho menores que con un vehículo de combustión; el tiempo de
carga, es muy grande, a veces puedes tardar varias horas; de momento hay pocos
talleres especializados, por lo que si se estropea un coche eléctrico, no es
fácil encontrar un taller competente; se han dado casos de incendios en coches
eléctricos, que debido a los metales y productos químicos que tiene la batería,
son muy difíciles de sofocar, incluso por los bomberos. Este tipo de movilidad,
el coche eléctrico, se está extendiendo y haciendo más popular, pues se está
desarrollando más rápidamente que los demás. Aun así, las cifras de ventas de
vehículos eléctricos son muy pobres hoy en día.

El vehículo de hidrógeno
Pero como he dicho antes, no solo está el vehículo
eléctrico, hay en proyecto otro tipo de movilidad, que es el hidrógeno. Como he
dicho antes, el vehículo de hidrógeno no está siendo apenas ayudado, por lo que
los precios de esos vehículos son muy caros; también la oferta es escasa,
apenas se venden coches de hidrógeno; también la red de repostaje es corta,
solo hay 6 hidrogeneras en España, que están en Albacete, Ciudad Real, Huesca, Sevilla,
Zaragoza y Madrid, y solo 3 son públicas. Se pretende que en 2026 hayan 150 hidrogeneras
en funcionamiento. También el precio del hidrógeno puede considerarse caro,
aunque es más barato que el combustible actual, también es más caro que la
electricidad de un coche de batería. Pero también tiene sus virtudes, es
ecológico, no contamina nada, solo emite agua; su recarga apenas dura unos
minutos, como el diésel o la gasolina, se obtiene en carretera un rendimiento
muy bueno; tiene más autonomía que el vehículo eléctrico, aguanta más
kilómetros entre recargas… Yo confío en que el vehículo de hidrógeno, conforme
vayan pasando los años, se vayan superando todos esos obstáculos, y se
consolide como una opción más a la hora de elegir nuestra movilidad sostenible.

El combustible sintético
En este caso hablo del combustible, y no del vehículo,
porque no habría que cambiar de coche, con unas modificaciones mínimas, tu
propio coche de gasoil o gasolina valdría para echarle combustible sintético. Y
funcionaría perfectamente. ¿Pero en qué consisten los combustibles sintéticos?
En primer lugar, no hay un solo combustible sintético, sino que hay variedad,
dependiendo de las materias que se sintetizan. Se utilizan el CO2, la biomasa,
residuos orgánicos o gas natural. El más común es el que produce el e-fuel, que
proviene de fuentes de energía renovables, como la electricidad renovable,
agua, y CO2 capturado de la atmósfera. Con ello, se produce un combustible que
funciona perfectamente en un vehículo de combustión. Entre las ventajas, está
el hecho de que es un combustible ecológico, extrae más CO2 de la atmósfera,
que el que después emite, en la conducción; no hay que cambiar de vehículo, por
lo que se pueden seguir fabricando coches de combustión; y también tiene sus
inconvenientes, como son la eficiencia en la fabricación, es más caro y se
necesita más energía para fabricar la misma cantidad de combustible que ahora,
por lo que el precio del combustible también será mayor. Se espera que, con el
desarrollo futuro de la tecnología y la mayor producción, se abaraten. Hoy en
día, las grandes empresas energéticas en España, y en medio mundo, están
apostando por este tipo de combustible. Por poner un ejemplo, Repsol ya está
despachando combustible sintético en alguna de sus gasolineras. Me quedo con
una frase que he leído en una página web de Volkswagen, en la que habla de este
asunto, y dice lo siguiente:
“A pesar de todo lo planificado para el futuro de la industria de la
automoción, la producción de combustibles sintéticos todavía puede alterar de
manera radical las proyecciones económicas y de infraestructura futuras. Si se
logra crear un combustible sintético eficiente para reemplazar los actuales
antes del 2035, cumpliendo con la no emisión de gases de ningún tipo al medio
ambiente y contando con energías renovables para su producción, el coche eléctrico dejaría de ser el
objetivo de la automoción hasta una nueva fecha.”

Conclusión
Una vez vistos los modelos de movilidad sostenible, y quizá
si surge alguno más, creo que es momento de opinar y decidir qué hacer en lo
que a movilidad se refiere. Como he dicho antes, no me parece bien, que la
Unión Europea haya decidido dar por muerto el coche de combustión ya en 2035,
demasiado pronto, no da tiempo a la industria a promover otras soluciones, ni a
los ciudadanos a cambiar de opinión, acostumbrados como estamos al coche de
combustión tan cómodo y práctico como nos resulta. Mucho tienen que cambiar las
cosas en muy pocos años para que el cambio sea exitoso, y yo sinceramente no lo
veo. No tengo nada en contra del coche eléctrico, seguro que, en el futuro,
cuando se hayan arreglado esas desventajas, será una solución muy válida, pero
nos lo están metiendo con calzador, y sinceramente, tiene demasiados
inconvenientes para adoptarlo como solución desde ya. Deberían apostar los
gobiernos, por otras soluciones como las que he citado antes, para que todos
tengamos distintas opciones a elegir, y lo hagamos en función de nuestras
necesidades, o posibilidades. Yo, personalmente, no quiero contaminar, y
prefiero, a igualdad de condiciones, un coche sostenible que otro que no lo
sea. Pero de momento, mi presupuesto no me permite cambiar de coche. No tengo
aun necesidad de hacerlo pues mi coche aun me durará unos años, o eso espero,
pero en el momento en que tenga que hacerlo, estudiaré muy bien las opciones, y
si me tengo que comprar otro coche de combustión antes de 2035, pues lo haré
sin problemas, y eso me dará tiempo para más tarde elegir otra opción, siempre
que sea más factible que ahora, por supuesto. Además, a mis 58 años, ya no
tengo edad para tener muchos coches más. Disfrutaré mientras pueda de la
conducción de mi Kia diésel.
¡¡Hasta la próxima!!
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