Valenciano de nacimiento, y navarro de adopción, soy Aurelio, tengo 59 años, vivo en pareja en un pueblo de la comarca de Pamplona, y mis nietos me llaman Yeyo, ¡Ojo!, no confundir con Yayo, no es lo mismo, leer mis contenidos y lo entenderéis.
El otro día me dio por echarle un vistazo a una plataforma
de video a la que estoy suscrito, y rebuscando por su catálogo, me encontré una
película cuyo título me llamó la atención. Era la última peli de Dani Rovira, y
lo primero que pensé fue que me iba a reír un rato; pero cuando leí la
sinopsis, me di cuenta de que no era así. Se trataba de una película seria, “de
tema” como llamo yo a las pelis que tienen un argumento y son serias. Me
sorprendió en Dani Rovira, pero lo asumí, intrigado, y me dispuse a verla. Era
“El Bus de la Vida”.
Me encantó, la seguí absolutamente toda sin pestañear, me
enganchó desde el principio, y la reí, y la lloré hasta el final. No voy a
contar nada del argumento ni voy a desvelar algún secreto de la película, por
si alguien de los que me leéis, quiere verla. Solo quiero dedicar este post a
comentar algunas conclusiones que yo he extraído, y las reflexiones que se me
han venido a la cabeza después de verla.
No es que la peli me haya abierto los ojos y de repente se
me haya hecho la luz y lo he descubierto ahora. Son reflexiones que me confirman
lo que ya venía pensando desde mucho tiempo antes. Sin duda, la experiencia es
un grado, y los años que he vivido y las experiencias sufridas, me dan el
empaque suficiente para poder tomarme la vida de una manera concreta. Quiero
hacer un par de reflexiones.
Primero, la vida. El concepto que tenemos los seres humanos
de la vida, mejor dicho, de como vivirla. Está claro, que se vive la vida de
formas diferentes, en función de los años que se tienen, o las circunstancias
vitales que nos atañen. Me explico: Una persona joven, con poca o moderada
experiencia, y sana, vive la vida teniendo muy en cuenta el futuro, lo que ha
de venir, preparándose en el presente para poder afrontar lo que pueda llegar
en el futuro. O al menos así ha sido siempre. La preocupación por el futuro. Entonces,
busca trabajar en el hoy, para asegurarse el mañana. Aunque nunca nadie puede
saber lo que vendrá mañana. Por otro lado, una persona mayor, que ya cuenta
muchos años, peina canas, y ya ha vivido muchas experiencias, o una persona
enferma terminal, ya no tiene en cuenta tanto el futuro, solo quiere disfrutar
el hoy, porque no sabe si habrá un mañana. O está retirada de la vida laboral,
apartada ya de muchas facetas vitales, por motivos obvios, o simplemente ya no
cuentan con ella para casi nada. Por eso, para esa persona, lo mas importante
es el hoy, el ahora. Mañana Dios dirá.
A los mayores, yo no soy nadie para decirles como deben
vivir sus años de vejez, los respeto demasiado para eso, y cada cual que haga
lo que considere oportuno. Pero a los jóvenes, si quiero decirles algo. Con
todo el respeto del mundo. La vida es muy corta, y el hecho de ser jóvenes, no
significa que les queden muchos años de vida, los cementerios tienen mucha
gente joven. Nadie sabe, ni siquiera ellos, lo que nos queda de vida. Un
accidente, una enfermedad, una fatalidad, cualquier cosa puede acabar con
nosotros, y la edad no importa en ello. Yo entiendo que se mire por el futuro,
por lo que pueda venir, prepararse para el día de mañana, aunque no sepamos lo
que vendrá. Pero no dejemos por ello, de disfrutar del hoy. El presente también
existe. Hay muchas cosas que se pueden disfrutar hoy y la gente joven puede y
debe disfrutar. No olvidemos el futuro, de acuerdo, pero vivamos el hoy. El
trabajo, la familia, los amigos, la fiesta de vez en cuando, los hijos, que nos
atan mucho, son todo tipo de cosas que podemos disfrutar o sufrir hoy y debemos
hacerlo, no le demos la espalda a nada, pues quizá luego sea tarde, y nos
arrepintamos, y ya no tendrá arreglo. Si miramos la vida con optimismo,
positividad, buen rollo, y alegría, la juventud se nos hará muy larga, seremos
mayores de edad, pero no de espíritu. Y si el cuerpo nos respeta, podemos
llegar hasta el momento final de nuestras vidas con buen ánimo y buena disposición
para afrontar nuestros últimos años.
Vive la vida tal como viene, afróntala de cara, prepárate
para el futuro, sin olvidarte de vivir el presente. Solo así, llegarás a mayor; a esa edad en la que tantos y tantos recuerdos se tienen, pensando que has
vivido lo suficiente, lo necesario, pero también lo obligatorio, para disfrutar
de tu vejez, plena de vivencias, recuerdos, y vida.
Y recuerda, la vida es muy corta, aunque eso solo lo
entenderás cuando seas mayor.
Se me viene a la cabeza la otra reflexión que la película "El
Bus de la Vida", me hizo salir a la mente, y es el cumplimiento de los sueños.
Está claro que se tienen sueños, desde bien pequeños. Al principio, son
infantiles, pero conforme pasamos etapas de nuestra infancia y adolescencia, se
van haciendo cada vez más reales, y más realizables. Estoy conforme con que todos
tenemos derecho a ver cumplidos nuestros sueños, todos tenemos derecho a que se
realicen. Pero quiero que quede clara mi opinión, los sueños no se cumplen
solos, no hay una varita mágica que va cumpliendo sueños a diestro y siniestro.
Tenemos derecho a que se cumplan nuestros sueños, pero solo si luchamos por
ellos. Y digo luchar, y lo que quiero decir es trabajar, esforzarse,
sacrificarse, en pos de un objetivo, que es nuestro sueño. Incluso luchando a
tope por ese objetivo, puede que no lo consigamos. No sería la primera vez que se fracasa. Así que, que ninguno de
vosotros, se piense que el sueño nos va a venir regalado. No. Se lucha, se
trabaja, y se esfuerza uno para intentar conseguirlo. Y solo así, puede llegar
a cumplirse un sueño. Pero sin olvidarnos del presente, como decía en la
reflexión anterior, luchemos y trabajemos, pero también hay que vivir. En el
término medio está la virtud. Y ahí es donde nos debemos situar.
¡¡Hasta la próxima!!
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Han pasado cuatro días desde el fatídico martes 29 de
octubre de 2024, y aun tengo la congoja y los temblores en el alma. Se que es
una tragedia muy grande y cuatro días no son nada para la enorme dimensión de
la catástrofe, pero cuando vives lejos de la zona afectada, no te impacta
tanto. Sin embargo, no hago más que ver la televisión y escuchar las terribles
noticias de muertos y desaparecidos en la DANA de Valencia, y se me pone la
piel de gallina. Veo esas imágenes de desolación, de destrozos, casi de guerra,
que han dejado las aguas tras su paso, y no puedo por más que lamentar y
ponerme o intentar ponerme en el lugar de aquella gente que lo está pasando tan
mal, y sufriendo tanto. Son mis paisanos, mi tierra la que está sufriendo toda
esa devastación. El dolor por ellos es mayor cuando te tocan de cerca estas
desgracias. Tengo familia viviendo allí, y aunque gracias a Dios, están bien,
en cierta medida han sufrido también daños materiales, y han perdido enseres y
mobiliario, que bueno, es lo de menos, pues eso se puede reponer.
Pero me pongo malo, al pensar que han tenido suerte, y que
por un mínimo detalle, el azar, o la suerte, como queráis verlo, la cosa podría
haber cambiado, y haber puesto sus vidas en riesgo, o quizá peor. Si en lugar
de tomar una decisión, se toma otra, quizá ahora estaríamos hablando de otra
cosa. Nunca se sabe. Es puro azar. Pura lotería. Así es la vida. Y gracias a
Dios, hoy lo pueden contar, gracias a haber tomado la decisión correcta.
Y eso es lo que pasa en muchos de los casos de estas
desapariciones, o incluso muertes. Las decisiones que tomamos en casos de
fuerza mayor y estrés traumático, de las cuales puede depender hasta tu propia
vida, pueden resultar vitales en estos casos. Me pregunto, porqué tanta gente
en cuanto ve que llega un torrente de agua, lo primero que hace es ir a
intentar salvar su coche. Quizá yo haría lo mismo, no lo sé, no me he visto en
esa situación; o si, en unas inundaciones que hubo en Burlada, Navarra, en
2021, y que inundaron varias calles de la población, e inutilizaron muchísimos
coches, entre ellos los dos que teníamos mi mujer y yo, que estaban en un
garaje, y quedaron para la chatarra. Me enteré a las cinco de la madrugada,
cuando el agua ya estaba por las rodillas, y no quise poner en riesgo mi
integridad, para salvar mis coches. Los dejé perder, ante la posibilidad de que
el nivel del agua subiera más, como así fue. Llegó a alcanzar casi el metro y
medio de altura en mi calle. Tomé la decisión correcta.
Volviendo a Valencia, y volviendo a los coches, mucha de la
gente que ha muerto, lo ha hecho en sus vehículos, en las carreteras, en
calles, en autovías, en túneles o en garajes. Hay muchos casos en los que no se
podía hacer nada, pues el torrente de agua te pilla donde te pilla, y es
imposible luchar contra él. Es algo inevitable. Pero, sí quiero insistir en
todos aquellos, que su prioridad era salvar su coche, antes que su propia vida.
Lamento mucho la pérdida de todos aquellos que han fallecido de esa manera, lo
siento y el dolor es el mismo que si hubiera sido de otra forma, pero no puedo
evitar enfadarme conmigo mismo, de pensar que si en lugar de ir a su coche, se
hubieran ido a un lugar más seguro, quizá, muchos de esos muertos no lo
estarían. Pero repito, no los culpo por esa forma de proceder; solo cuando
estás en esas circunstancias es cuando puedes juzgar lo que hacen otros
convecinos, y yo no lo estaba.
La verdad es que era una situación muy dramática, el agua
avanzaba por donde quería y arrasaba todo lo que pillaba. Era como un tsnami. Las enormes lluvias,
caídas en el interior de la provincia de Valencia, a la altura de Utiel y
Requena, pero también Chiva, y éste de Cuenca y Albacete, provocaron que los
caudales de los ríos, y barrancos se desbordaran y arrasaran todo a su paso, en
su camino hacia el mar. En este camino las aguas se han topado con localidades
como Torrent, Paiporta, Aldaia, Catarrotxa, Alginet, L’Alcudia, Picanya,
Cheste, Benetússer, y tantas otras, que han arrasado como si se trataran de castillos de arena, y las han dejado irreconocibles, tanto en personas como en
bienes materiales. A la hora en que estoy escribiendo este post, ya hay mas de
doscientas pérdidas humanas, y la cifra puede aumentar pues aun no han llegado
los servicios de ayuda a localizar todos los lugares donde puede haber
personas, como es garajes subterráneos, túneles,y otros lugares de difícil acceso. La situación se agrava pues tampoco hay luz ni agua, ni los servicios mas básicos. El
dolor es terrible, la tragedia es incuantificable, probablemente la mayor de
todas las desgracias naturales que han azotado a este país nuestro. Ya califican la DANA
como la mas terrible del siglo. A mí, personalmente, como valenciano que soy,
aunque resido en Navarra, y ya soy medio y medio, me duele y mucho, que mis
paisanos estén pasando por esa desgracia tan grande, y estén sufriendo lo
indecible en unas circunstancias tan imprevisibles, y tan poco dependientes de
nuestra condición humana.
En cuanto a la mucha o poca previsión que hayan podido tener
las administraciones, locales o nacionales, y las alarmas que se hayan podido
emitir antes o después, pues no es el momento de hablar de ello, ya habrá tiempo; ahora es momento de
arrimar el hombro, y ayudar, pero todo
parece indicar que no ha habido previsión y las alarmas han saltado tarde y mal.
Yo no se de quien serán las responsabilidades, pero si sé que los protocolos
hay que cambiarlos y ponerlos más duros y exigentes, pues las catástrofes son
cada vez de mayor dimensión y más trágicas. Los avisos deben ser mas tempranos,
y mas exigentes y llegar a todo el mundo, estén donde estén. No puede haber
excusas. El coste en vidas humanas es enorme. A la vista está.
Y hablando de que la
causa de esta DANA, pueda ser el cambio climático, en Valencia llevamos muchos
años sufriendo episodios de gota fría, que es como se llamaban antes a estas
situaciones climatológicas, y estamos acostumbrados a sufrir las inclemencias
del tiempo en esta época del año, aunque ahora parece que se repiten con más
asiduidad, y los episodios son cada vez más agresivos y virulentos. Lo cual nos
indica que quizá el cambio climático está influyendo en el clima y endureciendo
los fenómenos borrascosos y tormentosos. El mar Mediterráneo está cada vez más
caliente, y la evaporación de agua es cada vez mayor, por lo que la acumulación
de nubes y agua en la atmósfera de esos territorios también es mayor, con lo
que si se produce una corriente de aire frio en altura, lo que llaman una DANA,
la caída de mayor cantidad de agua, puede producir daños enormes como los que
ha producido en Valencia.
No me quiero olvidar de los daños y víctimas mortales que se
han producido en Castilla La Mancha, concretamente en la pequeña localidad de Letur, y en Mira, donde hay dos fallecidos y todavía quedan cinco desaparecidos, y Andalucía, Alhaurín de la Torre, para ser exactos, donde también hay un fallecido; todas las víctimas son importantes, y
aunque son muchas menos que en Valencia, también duelen, y mucho, sobre todo a
sus vecinos y familiares, que las están sintiendo, aunque todos nos
solidarizamos con ellos, lógicamente.
Lo que sí quiero resaltar y no me cansaré de ello, es la
gran solidaridad que están mostrando, primero, los vecinos de las localidades
afectadas, y los vecinos de Valencia, acudiendo a la zona cero a ayudar en la
limpieza y en aportar alimentos y bienes de primera necesidad, tan necesarios
en estos momentos de aislamiento, de la zona afectada. Bien por ellos, y muchas
gracias, no puedo decir otra cosa. Pero también, a los que no pueden
trasladarse porque viven lejos, a los ciudadanos del resto de España, sean de
la comunidad que sean, de la ideología que sean, y de la condición que sean,
ahora todo eso da igual, todos los españoles se están volcando con Valencia, todos
son valencianos, aportando lo que pueden, ropa, comida o simplemente dinero, incluso acudiendo físicamente desde donde sea, para intentar paliar los enormes daños que ha sufrido toda aquella gente que lo
ha perdido todo por esta p… DANA. La tarea que queda por delante es monstruosa,
colosal, titánica, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, incluido el Ejército, están
cumpliendo con su misión, ayudando, limpiando, controlando todo aquel desastre,
aportando su maquinaria, reparando las infraestructuras dañadas que son muchas,
e intentando poner un poco de orden donde ahora mismo hay caos y desolación. Pero hace falta mas gente, siempre hace falta mas ayuda, nunca es suficiente, sobre todo cuando la tragedia es tan grande. Espero que llegue pronto.
Con este artículo del Diario del Yeyo, lo que quería es dar
a conocer mi opinión y también expresar mi gran pesar y mi dolor ante esta gran
tragedia que ha asolado mi tierra, y se ha llevado por delante a tantos
paisanos míos. Quiero darles a todos los afectados y los familiares de los
fallecidos, mis más sinceras condolencias, mi mensaje de apoyo y ánimo, y
darles un poco de esperanza a todos aquellos que tienen algún desaparecido,
para que aparezcan sanos y salvos. Deseo que así sea. De corazón. 😢😧😟
¡¡Hasta la próxima!!
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