Han pasado cuatro días desde el fatídico martes 29 de octubre de 2024, y aun tengo la congoja y los temblores en el alma. Se que es una tragedia muy grande y cuatro días no son nada para la enorme dimensión de la catástrofe, pero cuando vives lejos de la zona afectada, no te impacta tanto. Sin embargo, no hago más que ver la televisión y escuchar las terribles noticias de muertos y desaparecidos en la DANA de Valencia, y se me pone la piel de gallina. Veo esas imágenes de desolación, de destrozos, casi de guerra, que han dejado las aguas tras su paso, y no puedo por más que lamentar y ponerme o intentar ponerme en el lugar de aquella gente que lo está pasando tan mal, y sufriendo tanto. Son mis paisanos, mi tierra la que está sufriendo toda esa devastación. El dolor por ellos es mayor cuando te tocan de cerca estas desgracias. Tengo familia viviendo allí, y aunque gracias a Dios, están bien, en cierta medida han sufrido también daños materiales, y han perdido enseres y mobiliario, que bueno, es lo de menos, pues eso se puede reponer.

Pero me pongo malo, al pensar que han tenido suerte, y que por un mínimo detalle, el azar, o la suerte, como queráis verlo, la cosa podría haber cambiado, y haber puesto sus vidas en riesgo, o quizá peor. Si en lugar de tomar una decisión, se toma otra, quizá ahora estaríamos hablando de otra cosa. Nunca se sabe. Es puro azar. Pura lotería. Así es la vida. Y gracias a Dios, hoy lo pueden contar, gracias a haber tomado la decisión correcta.
Y eso es lo que pasa en muchos de los casos de estas
desapariciones, o incluso muertes. Las decisiones que tomamos en casos de
fuerza mayor y estrés traumático, de las cuales puede depender hasta tu propia
vida, pueden resultar vitales en estos casos. Me pregunto, porqué tanta gente
en cuanto ve que llega un torrente de agua, lo primero que hace es ir a
intentar salvar su coche. Quizá yo haría lo mismo, no lo sé, no me he visto en
esa situación; o si, en unas inundaciones que hubo en Burlada, Navarra, en
2021, y que inundaron varias calles de la población, e inutilizaron muchísimos
coches, entre ellos los dos que teníamos mi mujer y yo, que estaban en un
garaje, y quedaron para la chatarra. Me enteré a las cinco de la madrugada,
cuando el agua ya estaba por las rodillas, y no quise poner en riesgo mi
integridad, para salvar mis coches. Los dejé perder, ante la posibilidad de que
el nivel del agua subiera más, como así fue. Llegó a alcanzar casi el metro y
medio de altura en mi calle. Tomé la decisión correcta.
Volviendo a Valencia, y volviendo a los coches, mucha de la
gente que ha muerto, lo ha hecho en sus vehículos, en las carreteras, en
calles, en autovías, en túneles o en garajes. Hay muchos casos en los que no se
podía hacer nada, pues el torrente de agua te pilla donde te pilla, y es
imposible luchar contra él. Es algo inevitable. Pero, sí quiero insistir en
todos aquellos, que su prioridad era salvar su coche, antes que su propia vida.
Lamento mucho la pérdida de todos aquellos que han fallecido de esa manera, lo
siento y el dolor es el mismo que si hubiera sido de otra forma, pero no puedo
evitar enfadarme conmigo mismo, de pensar que si en lugar de ir a su coche, se
hubieran ido a un lugar más seguro, quizá, muchos de esos muertos no lo
estarían. Pero repito, no los culpo por esa forma de proceder; solo cuando
estás en esas circunstancias es cuando puedes juzgar lo que hacen otros
convecinos, y yo no lo estaba.

La verdad es que era una situación muy dramática, el agua
avanzaba por donde quería y arrasaba todo lo que pillaba. Era como un tsnami. Las enormes lluvias,
caídas en el interior de la provincia de Valencia, a la altura de Utiel y
Requena, pero también Chiva, y éste de Cuenca y Albacete, provocaron que los
caudales de los ríos, y barrancos se desbordaran y arrasaran todo a su paso, en
su camino hacia el mar. En este camino las aguas se han topado con localidades
como Torrent, Paiporta, Aldaia, Catarrotxa, Alginet, L’Alcudia, Picanya,
Cheste, Benetússer, y tantas otras, que han arrasado como si se trataran de castillos de arena, y las han dejado irreconocibles, tanto en personas como en
bienes materiales. A la hora en que estoy escribiendo este post, ya hay mas de
doscientas pérdidas humanas, y la cifra puede aumentar pues aun no han llegado
los servicios de ayuda a localizar todos los lugares donde puede haber
personas, como es garajes subterráneos, túneles,y otros lugares de difícil acceso. La situación se agrava pues tampoco hay luz ni agua, ni los servicios mas básicos. El
dolor es terrible, la tragedia es incuantificable, probablemente la mayor de
todas las desgracias naturales que han azotado a este país nuestro. Ya califican la DANA
como la mas terrible del siglo. A mí, personalmente, como valenciano que soy,
aunque resido en Navarra, y ya soy medio y medio, me duele y mucho, que mis
paisanos estén pasando por esa desgracia tan grande, y estén sufriendo lo
indecible en unas circunstancias tan imprevisibles, y tan poco dependientes de
nuestra condición humana.
En cuanto a la mucha o poca previsión que hayan podido tener
las administraciones, locales o nacionales, y las alarmas que se hayan podido
emitir antes o después, pues no es el momento de hablar de ello, ya habrá tiempo; ahora es momento de
arrimar el hombro, y ayudar, pero todo
parece indicar que no ha habido previsión y las alarmas han saltado tarde y mal.
Yo no se de quien serán las responsabilidades, pero si sé que los protocolos
hay que cambiarlos y ponerlos más duros y exigentes, pues las catástrofes son
cada vez de mayor dimensión y más trágicas. Los avisos deben ser mas tempranos,
y mas exigentes y llegar a todo el mundo, estén donde estén. No puede haber
excusas. El coste en vidas humanas es enorme. A la vista está.

Y hablando de que la
causa de esta DANA, pueda ser el cambio climático, en Valencia llevamos muchos
años sufriendo episodios de gota fría, que es como se llamaban antes a estas
situaciones climatológicas, y estamos acostumbrados a sufrir las inclemencias
del tiempo en esta época del año, aunque ahora parece que se repiten con más
asiduidad, y los episodios son cada vez más agresivos y virulentos. Lo cual nos
indica que quizá el cambio climático está influyendo en el clima y endureciendo
los fenómenos borrascosos y tormentosos. El mar Mediterráneo está cada vez más
caliente, y la evaporación de agua es cada vez mayor, por lo que la acumulación
de nubes y agua en la atmósfera de esos territorios también es mayor, con lo
que si se produce una corriente de aire frio en altura, lo que llaman una DANA,
la caída de mayor cantidad de agua, puede producir daños enormes como los que
ha producido en Valencia.
No me quiero olvidar de los daños y víctimas mortales que se
han producido en Castilla La Mancha, concretamente en la pequeña localidad de Letur, y en Mira, donde hay dos fallecidos y todavía quedan cinco desaparecidos, y Andalucía, Alhaurín de la Torre, para ser exactos, donde también hay un fallecido; todas las víctimas son importantes, y
aunque son muchas menos que en Valencia, también duelen, y mucho, sobre todo a
sus vecinos y familiares, que las están sintiendo, aunque todos nos
solidarizamos con ellos, lógicamente.

Lo que sí quiero resaltar y no me cansaré de ello, es la
gran solidaridad que están mostrando, primero, los vecinos de las localidades
afectadas, y los vecinos de Valencia, acudiendo a la zona cero a ayudar en la
limpieza y en aportar alimentos y bienes de primera necesidad, tan necesarios
en estos momentos de aislamiento, de la zona afectada. Bien por ellos, y muchas
gracias, no puedo decir otra cosa. Pero también, a los que no pueden
trasladarse porque viven lejos, a los ciudadanos del resto de España, sean de
la comunidad que sean, de la ideología que sean, y de la condición que sean,
ahora todo eso da igual, todos los españoles se están volcando con Valencia, todos
son valencianos, aportando lo que pueden, ropa, comida o simplemente dinero, incluso acudiendo físicamente desde donde sea, para intentar paliar los enormes daños que ha sufrido toda aquella gente que lo
ha perdido todo por esta p… DANA. La tarea que queda por delante es monstruosa,
colosal, titánica, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, incluido el Ejército, están
cumpliendo con su misión, ayudando, limpiando, controlando todo aquel desastre,
aportando su maquinaria, reparando las infraestructuras dañadas que son muchas,
e intentando poner un poco de orden donde ahora mismo hay caos y desolación. Pero hace falta mas gente, siempre hace falta mas ayuda, nunca es suficiente, sobre todo cuando la tragedia es tan grande. Espero que llegue pronto.
Con este artículo del Diario del Yeyo, lo que quería es dar
a conocer mi opinión y también expresar mi gran pesar y mi dolor ante esta gran
tragedia que ha asolado mi tierra, y se ha llevado por delante a tantos
paisanos míos. Quiero darles a todos los afectados y los familiares de los
fallecidos, mis más sinceras condolencias, mi mensaje de apoyo y ánimo, y
darles un poco de esperanza a todos aquellos que tienen algún desaparecido,
para que aparezcan sanos y salvos. Deseo que así sea. De corazón. 😢😧😟
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