
¿Por qué ciertos sectores de la izquierda odian tanto al empresariado? ¿es por envidia? ¿acaso desea tener lo que tiene el empresario? ¿le gustaría estar en el lugar del empresario? ¿o es porque es la figura que le oprime en su vida diaria? Sea cual sea la razón, yo detecto, como observador ecuánime, e imparcial, un cierto odio y antipatía por los empresarios, por los emprendedores, y aquí no distingo entre grandes y pequeños, ni siquiera los autónomos, aquí los meto a todos en el mismo saco, porque todos tienen capacidad para generar riqueza para ellos y para los empleados que tienen a su cargo. Otra cosa será que la generen, pero eso se escapa de este pequeño artículo. Pero percibo una idea que es bastante común en alguna gente de izquierdas, y es que piensan que los empresarios, en general, ganan mucho dinero, son ricos, tienen un nivel de vida superior a los trabajadores, y, en definitiva, viven mejor que ellos. No sé si eso será verdad en todos los casos, o no, supongo que en una mayoría si será así, pero conozco casos de pequeños autónomos que las pasan canutas para llegar a final de mes.
Pero vamos a la generalidad, y pensemos que, por norma, los empresarios tienen mejor nivel de vida que los trabajadores. Y yo me pregunto: ¿y qué hay de malo en ello? En mi humilde opinión, los empresarios cuando empiezan con su empresa arriesgan mucho más que los trabajadores, se juegan su dinero, su trabajo, su fuerza mental, e incluso en muchos casos hipotecan hasta su casa, para que esa empresa que han creado salga adelante y prospere, crezca, y les genere beneficios. Su premio merece, por el esfuerzo realizado, mayor contraprestación. Es la meritocracia. Los trabajadores solo arriesgan su fuerza bruta, como decía Karl Marx, y por tanto merecen una contraprestación sensiblemente menor.
En España la inmensa mayoría de las empresas, más del 90 % de ellas, son pymes, y autónomos, por lo que la inmensa mayoría de empresarios son gente que han invertido su dinero, su tiempo, su trabajo, y todo lo que tienen para dedicarlo a su empresa. No hablo aquí de las grandes empresas o multinacionales, pues esas escapan del análisis que quiero hacer yo aquí. Me quiero centrar en los pequeños y medianos comercios, o fábricas, o comerciales, o empresas de servicios, o la gran mayoría de los autónomos que hay en España. Esos son el motor de la economía de un país, y en este país nuestro, efectivamente es así. Pero quiero decirle a toda esa gente de izquierdas que odia al empresariado, lo que pasaría si no hubiera empresarios en España. Si no hubiera emprendedores. Seguro que eso es lo que más les gustaría.

La desaparición de los empresarios en España tendría un impacto devastador en la economía y la sociedad en su conjunto. Este escenario, aunque es hipotético, nos permite vislumbrar la importancia crucial que estos empresarios tienen en el desarrollo de un país:
- Estancamiento económico: Los empresarios son los motores de la innovación y el crecimiento económico. Sin ellos, la creación de nuevas empresas, la generación de empleo y el desarrollo de productos y servicios se verían dramáticamente reducidos. La economía española entraría en una espiral descendente, con una disminución del PIB enorme y un aumento proporcional del desempleo.
- Disminución
de la inversión: Los empresarios son los principales inversores en la
economía. Sin su capital, la inversión en investigación y desarrollo, en
nuevas tecnologías y en la expansión de las empresas existentes se
detendría. Esto limitaría la competitividad de las empresas españolas a
nivel internacional y dificultaría su adaptación a los cambios del
mercado. El aumento del gasto público no sería capaz ni mucho menos de
absorber la disminución de la inversión privada, por lo que la caída en el
PIB sería segura.
- Pérdida
de puestos de trabajo: La creación de empleo está directamente ligada a la
actividad empresarial. Por mucho que aumentara el funcionariado, sin
empresarios, se perderían millones de puestos de trabajo en todos los
sectores de la economía, lo que tendría un impacto negativo en el
bienestar de la población y en la cohesión social.
- Reducción de la oferta de bienes y
servicios: Los empresarios son los responsables de la producción y
distribución de bienes y servicios. Sin ellos, habría una escasez de
productos y servicios, lo que aumentaría los precios y reduciría la
calidad de vida de los consumidores. Entraríamos en una etapa
inflacionaria de grandes proporciones.
- El
Estado se vería obligado a asumir un papel mucho más activo en la
economía, lo que podría llevar a una mayor burocracia, ineficiencia y
corrupción. Además, la recaudación fiscal se reduciría drásticamente, lo
que dificultaría la financiación de los servicios públicos. Tendrían que
subir los impuestos a todo el mundo, ricos y pobres, para intentar
mantener el sistema.
- Dependencia del exterior: Sin un tejido empresarial fuerte, España se volvería más dependiente de las importaciones y menos competitiva en los mercados internacionales. Esto podría llevar a una pérdida de soberanía económica y a una mayor vulnerabilidad ante las crisis externas.
En resumen, la desaparición de los empresarios en España tendría consecuencias catastróficas para la economía y la sociedad. Es fundamental reconocer el papel esencial que desempeñan estos empresarios y crear un entorno favorable para el emprendimiento y la innovación. Y una vez desarrollado ese tejido empresarial, cuidarlo, para que siga siendo el motor de la economía, y creando puestos de trabajo. Y eso no tiene por que ser incompatible con las mejoras de las condiciones laborales de los trabajadores. En el término medio está la virtud; llegando a acuerdos entre los agentes sociales es como se llegan a las mejores condiciones laborales. En otro post del Diario del Yeyo, hablaré de los trabajadores, y de sus condiciones; de momento, solo quería expresar mi opinión al respecto de una situación que creo que se está dando en este país, favorecida por un sector de la izquierda, que solo cree que lo mejor es dividir a los agentes sociales y convertirlos en enemigos, pensando que así, obtiene rédito político. Nada mas lejos de la realidad. Pero ya digo, solo es mi humilde opinión.
¡¡Hasta la próxima!!
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