Valenciano de nacimiento, y navarro de adopción, soy Aurelio, tengo 59 años, vivo en pareja en un pueblo de la comarca de Pamplona, y mis nietos me llaman Yeyo, ¡Ojo!, no confundir con Yayo, no es lo mismo, leer mis contenidos y lo entenderéis.

Odio al empresario

Odio a los ricos

¿Por qué ciertos sectores de la izquierda odian tanto al empresariado? ¿es por envidia? ¿acaso desea tener lo que tiene el empresario? ¿le gustaría estar en el lugar del empresario? ¿o es porque es la figura que le oprime en su vida diaria? Sea cual sea la razón, yo detecto, como observador ecuánime, e imparcial, un cierto odio y antipatía por los empresarios, por los emprendedores, y aquí no distingo entre grandes y pequeños, ni siquiera los autónomos, aquí los meto a todos en el mismo saco, porque todos tienen capacidad para generar riqueza para ellos y para los empleados que tienen a su cargo. Otra cosa será que la generen, pero eso se escapa de este pequeño artículo. Pero percibo una idea que es bastante común en alguna gente de izquierdas, y es que piensan que los empresarios, en general, ganan mucho dinero, son ricos, tienen un nivel de vida superior a los trabajadores, y, en definitiva, viven mejor que ellos. No sé si eso será verdad en todos los casos, o no, supongo que en una mayoría si será así, pero conozco casos de pequeños autónomos que las pasan canutas para llegar a final de mes. 

Pero vamos a la generalidad, y pensemos que, por norma, los empresarios tienen mejor nivel de vida que los trabajadores. Y yo me pregunto: ¿y qué hay de malo en ello? En mi humilde opinión, los empresarios cuando empiezan con su empresa arriesgan mucho más que los trabajadores, se juegan su dinero, su trabajo, su fuerza mental, e incluso en muchos casos hipotecan hasta su casa, para que esa empresa que han creado salga adelante y prospere, crezca, y les genere beneficios. Su premio merece, por el esfuerzo realizado, mayor contraprestación. Es la meritocracia. Los trabajadores solo arriesgan su fuerza bruta, como decía Karl Marx, y por tanto merecen una contraprestación sensiblemente menor.

En España la inmensa mayoría de las empresas, más del 90 % de ellas, son pymes, y autónomos, por lo que la inmensa mayoría de empresarios son gente que han invertido su dinero, su tiempo, su trabajo, y todo lo que tienen para dedicarlo a su empresa. No hablo aquí de las grandes empresas o multinacionales, pues esas escapan del análisis que quiero hacer yo aquí. Me quiero centrar en los pequeños y medianos comercios, o fábricas, o comerciales, o empresas de servicios, o la gran mayoría de los autónomos que hay en España. Esos son el motor de la economía de un país, y en este país nuestro, efectivamente es así. Pero quiero decirle a toda esa gente de izquierdas que odia al empresariado, lo que pasaría si no hubiera empresarios en España. Si no hubiera emprendedores. Seguro que eso es lo que más les gustaría.

Autónomos y pequeños empresarios

La desaparición de los empresarios en España tendría un impacto devastador en la economía y la sociedad en su conjunto. Este escenario, aunque es hipotético, nos permite vislumbrar la importancia crucial que estos empresarios tienen en el desarrollo de un país:

  • Estancamiento económico: Los empresarios son los motores de la innovación y el crecimiento económico. Sin ellos, la creación de nuevas empresas, la generación de empleo y el desarrollo de productos y servicios se verían dramáticamente reducidos. La economía española entraría en una espiral descendente, con una disminución del PIB enorme y un aumento proporcional del desempleo.

  • Disminución de la inversión: Los empresarios son los principales inversores en la economía. Sin su capital, la inversión en investigación y desarrollo, en nuevas tecnologías y en la expansión de las empresas existentes se detendría. Esto limitaría la competitividad de las empresas españolas a nivel internacional y dificultaría su adaptación a los cambios del mercado. El aumento del gasto público no sería capaz ni mucho menos de absorber la disminución de la inversión privada, por lo que la caída en el PIB sería segura.
  • Pérdida de puestos de trabajo: La creación de empleo está directamente ligada a la actividad empresarial. Por mucho que aumentara el funcionariado, sin empresarios, se perderían millones de puestos de trabajo en todos los sectores de la economía, lo que tendría un impacto negativo en el bienestar de la población y en la cohesión social.
  •  Reducción de la oferta de bienes y servicios: Los empresarios son los responsables de la producción y distribución de bienes y servicios. Sin ellos, habría una escasez de productos y servicios, lo que aumentaría los precios y reduciría la calidad de vida de los consumidores. Entraríamos en una etapa inflacionaria de grandes proporciones.
  • El Estado se vería obligado a asumir un papel mucho más activo en la economía, lo que podría llevar a una mayor burocracia, ineficiencia y corrupción. Además, la recaudación fiscal se reduciría drásticamente, lo que dificultaría la financiación de los servicios públicos. Tendrían que subir los impuestos a todo el mundo, ricos y pobres, para intentar mantener el sistema.
  • Dependencia del exterior: Sin un tejido empresarial fuerte, España se volvería más dependiente de las importaciones y menos competitiva en los mercados internacionales. Esto podría llevar a una pérdida de soberanía económica y a una mayor vulnerabilidad ante las crisis externas.

En resumen, la desaparición de los empresarios en España tendría consecuencias catastróficas para la economía y la sociedad. Es fundamental reconocer el papel esencial que desempeñan estos empresarios y crear un entorno favorable para el emprendimiento y la innovación. Y una vez desarrollado ese tejido empresarial, cuidarlo, para que siga siendo el motor de la economía, y creando puestos de trabajo. Y eso no tiene por que ser incompatible con las mejoras de las condiciones laborales de los trabajadores. En el término medio está la virtud; llegando a acuerdos entre los agentes sociales es como se llegan a las mejores condiciones laborales. En otro post del Diario del Yeyo, hablaré de los trabajadores, y de sus condiciones; de momento, solo quería expresar mi opinión al respecto de una situación que creo que se está dando en este país, favorecida por un sector de la izquierda, que solo cree que lo mejor es dividir a los agentes sociales y convertirlos en enemigos, pensando que así, obtiene rédito político. Nada mas lejos de la realidad. Pero ya digo, solo es mi humilde opinión.

¡¡Hasta la próxima!!

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La distopía posible

   No fue un sueño, tampoco una revelación. Ni siquiera se desbordó mi imaginación. Era algo muy real, lo estuve viviendo durante un rato. La pesadilla se tornó en tortura, me atormentaba, me intranquilizaba la sola idea de que fuera verdad... ¿Y si de verdad ocurría algo así? Solo una semana, y las consecuencias podrían ser devastadoras. Eso si es dependencia, y lo demás son tonterías. ¿Que de qué estoy hablando?  De la electricidad.

   Una semana sin electricidad en el mundo, o a nivel mas reducido, y todo se convertiría en un caos. La situación de un apagón general en un vasto territorio, que durara una semana sería dramática y caótica. Desde el primer instante, la vida moderna se vería trastocada. Ciudades enteras quedarían sumidas en la oscuridad, con las calles desiertas y solo iluminadas por linternas y velas. En las viviendas, la falta de calefacción en climas fríos, y de refrigeración en climas cálidos pondría en riesgo la salud de millones de personas. Moriría muchísima gente. Sin electricidad, las actividades diarias como cocinar, limpiar y mantener la higiene personal se volverían complejas. Llegaría el hambre. Y la miseria.

Caos en la calle

   La comunicación se vería severamente afectada: sin electricidad, las redes de telefonía móvil y el internet colapsarían, aislando a las personas y dificultando o anulando la coordinación de los servicios de emergencia.  Los sistemas de transporte público se detendrían. Trenes, metros y tranvías quedarían paralizados, y las estaciones se convertirían en lugares de confusión y caos. Los automóviles tendrían dificultades para abastecerse de combustible, ya que las bombas de las gasolineras no funcionarían sin energía eléctrica, lo que provocaría largas colas y la escasez de gasolina. El caos.

   Los hospitales y centros médicos, aunque equipados con generadores de emergencia, se enfrentarían a grandes desafíos. La capacidad de estos generadores es limitada, y solo podrían mantener en funcionamiento los equipos más esenciales, dejando fuera muchos servicios vitales. Las operaciones y tratamientos críticos se verían comprometidos, aumentando la tasa de mortalidad en un porcentaje elevadísimo. El suministro de alimentos se convertiría en un problema crítico. Los supermercados no podrían mantener sus productos refrigerados, lo que llevaría a la descomposición de alimentos perecederos. El transporte de mercancías se vería interrumpido, causando desabastecimiento y una crisis alimentaria inminente. ¡Hambre! Las áreas rurales, aunque con mejor acceso a alimentos frescos, también enfrentarían dificultades para preservar y cocinar sin energía.

Camiones paralizados

   La economía sufriría un golpe devastador. Las bolsas de valores se paralizarían, empresas cerrarían temporal o definitivamente, y el trabajo remoto, dependiente de la tecnología, se tornaría imposible. La cadena de suministro internacional se rompería, afectando a industrias clave como la manufactura y la tecnología. La sociedad vería un aumento en el desorden y la criminalidad. Quiero insistir en eso; la delincuencia y los desórdenes callejeros aumentarían en un porcentaje altísimo. La falta de alumbrado público y sistemas de seguridad activa facilitaría el actuar de los delincuentes. El personal de emergencia se vería desbordado, y la confianza en las autoridades se erosionaría. Sería un caos absoluto.

   En resumen, un apagón global de una semana, solo una semana, desencadenaría una serie de eventos catastróficos que afectarían a todos los aspectos de la vida cotidiana, desde la salud y la seguridad, hasta la economía y el suministro de alimentos. La resiliencia y la cooperación entre las comunidades serían esenciales para superar una crisis de tal magnitud.

   ¿Todo esto lo podría provocar la Inteligencia Artificial? En el estado actual en que se encuentra la IA en estos momentos no, pues está en un estado muy primario, muy inicial. De momento no tenemos que preocuparnos de eso. Pero en el futuro, quizá llegue el día en que las IA controle dispositivos o sectores que puedan ser estratégicos para la humanidad, como es, por ejemplo, el servicio de electricidad. Quizá la IA aprenda tanto, y tenga tantas concesiones hechas por parte de los humanos para tratar ciertos temas delicados y estratégicos, que se llegue en un futuro no tan lejano, a depender de ella, en tantos y tantos asuntos prioritarios y fundamentales para la humanidad, y en los que, por ejemplo, por un error, nos corte el suministro de la electricidad general, a nivel global. Tan sencillo como eso. En previsión de una saturación de la energía servida que pueda provocar cortes y averías en el sistema, la IA considere que debe suspender el servicio para evitar males mayores, y lo haga a nivel mundial. Y el ser humano es incapaz de solucionar el problema hasta pasados unos días, una semana concretamente, como he indicado en el ejemplo propuesto. Ya habéis visto como afectaría eso a la humanidad. Sería la anarquía.

   La perspectiva es sin duda alarmante, pero también nos muestra la importancia de estar preparados para situaciones extremas. No todo sería malo. Imagina cómo la solidaridad y la cooperación podrían florecer en momentos de crisis, con comunidades unidas trabajando juntas para superar las dificultades. Pero, nunca se sabe, si en momentos de crisis tan duros, el ser humano sabría comportarse como un ser solidario, o primaría primero su supervivencia y luego la de los demás. Solo ha sido un ejemplo que se me ha ocurrido, y con ayuda de la tan denostada, y también aclamada IA, he podido escribir este artículo en el Diario del Yeyo. Solo me apetecía reflexionar sobre ello, y hacer que tú, lector de este humilde post, también lo hagas. Solo es eso. Gracias por tu atención.

¡¡Hasta la próxima!!

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